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Channel: Revista El Sacristán Serrano
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Presentación: Una Revista de Sacristía

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En medio de tantas noticias insólitas y extrañas, no nos arredramos de ponerle la enésima raya al Tigre. Siguiendo el espíritu de aquel viejo blog  El Sacristán Serrano (verdadero decano de la blogósfera católica en los tiempos donde no había casi nada ni nadie en español), un grupo de entusiastas hemos decidido incursionar en la siempre nueva y siempre vieja tarea de ofrecer sano entretenimiento católico-tradicional  para alegría del clero, las señoras piadosas, la juventud ociosa y demás alegres tripulantes de la Barca de San Pedro. 

Les aseguramos que desde los tiempos de San Andrés de Constantinopla no encontrarán mejor juglaría de Cristo que esta sacristía; mucho menos en los grandes pantanos de la Internet, saturados de estulticia y confusión en nuestros días. Y la oferta es ilimitada, damas y caballeros: tendremos colaboradores y columnistas, memes diversos, recursos multimedia y muchas otras cosas más.

¡Bienvenidos todos, con la bendición de Dios, a El Sacristán Serrano, Revista Catholica del Perv!



El Día Después

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...un par de misteriosas coincidencias


Hoy es 14 de marzo. El  día antes del Idus de Marzo. Es también el primer día del primer Papa jesuita y de ultramar de toda la historia. Y resulta que ese Papa es el Cardenal Bergoglio, de Buenos Aires, quien fuera bête noire hasta de moderados, hasta de muy moderados. Pasados el pánico, el horror y el asco, quisimos en esta casa recordar un par de pequeñas pero misteriosas coincidencias

El 14 de marzo de 1535, el hidalgo vascón Iñigo de Loyola, cansado del ninguneo que lo veía como un begardo extravagante, se recibe de Maestro en Artes en la Universidad de París. Sería el primer jesuita y el primer jesuita universitario; ese 14 fue el alba del jesuitismo y de quizá la más significativa y sistemática Paideia cristiana de los tiempos modernos. A partir de entonces, el hidalgo vascongado sería conocido, dentro y fuera de su Sociedad, como Magister Ignatius.

El 14 de marzo de 1800, en Venecia, en medio de la estrecha franja costera todavía ocupada por las fuerzas de la Coalición, un maltrecho grupo de cardenales elegía a un Papa. Su antecesor había sido había sido secuestrado el año anterior (1799) por las fuerzas de la Francia revolucionaria y había muerto en cautiverio, en la ciudad francesa de Valence. Murió sin recibir un entierro católico, porque los sacramentos estaban prohibidos. Cuenta una historieta que las autoridades francesas que lo custodiaban pusieron el siguiente epitafio en su tumba: "M. Braschi, conocido con el nombre artístico de Pío VI". No sería rara esa última infamia, porque un año antes de su muerte, el depravado Sade (que gracias a la Revolución pasó de presidiario a funcionario) lo pondría como personaje en una de sus novelas; además, su efigie había sido quemada varias veces durante los grandes aquelarres demagógicos de los revolucionarios en París. Lo cierto es que tras su muerte, la prensa jacobina anunciaba: "Ha muerto el último Papa. Ha desaparecido el Pontificado Romano". Sin embargo, antes de su secuestro, Pío VI había dado instrucciones para que,  ante la ocupación de Roma, el Cónclave pudiera celebrarse en cualquier ciudad del mundo donde se congregase  el mayor número de cardenales. Y en esas circunstancias, es que  saldría elegido  el Obispo de Ímola, Monseñor Chiaramonti, monje de la religión de San Benito -y sospechoso de tendencias liberales, pues en un sermón en 1797, durante el establecimiento de la revolucionaria República Cisalpina, proclamaba la compatibilidad entre la democracia y el cristianismo-. 

Pero la escuela de Pío VII sería la escuela del Dolor; y allí se desengañaría de cualesquiera simpatías revolucionarias o "prudenciales" que quizá tuvo en algún momento, a lo mejor por el prurito de "estar de acuerdo al siglo", alcanzando, durante el cautiverio al que también sería sometido, virtudes místicas y sapienciales.

Como las joyas papales habían sido robadas por los napoleónicos, el Papa tuvo que ser coronado con una tiara de papel maché. Tendría todavía mucho que sufrir por obra de Napoleón, pero lograría la restauración de la ínclita Compañía de Jesús en 1814, después de cuarenta años de haber sido disuelta

¡Interesantes coincidencias! ¿Será el sinuoso cardenal jesuita Bergoglio  aleccionado en esta misma escuela de persecución y sufrimiento, que lo alejará con dolores inauditos de las quimeras del progresismo y del pastoralismo y lo llevará a convertirse en el Pastor Místico que vuelva a rendir un culto agradable a Dios? ¿O será el "Papa del Gesto" que no alterará la doctrina ni combatirá la liturgia, porque ni la liturgia ni la doctrina le interesan y que "saldrá al encuentro" de las "personas" en una plétora nausabeunda y farsaica de "manos tendidas" y demás slóganes y disfuerzos vacíos hacia los enemigos de la Iglesia y los violadores de todo orden divino y natural? 

Qui vivra, verra! 

Pero hubo un signo que pasó algo desapercibido en estos días. Un personaje particular apareció en la Plaza de San Pedro durante la misa de inauguración del Cónclave, en medio de la lluvia:





En palabras de Santo Tomás de Aquino: Nunca faltaron hombres con espíritu de profecía...

Que viva el Odio

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Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y eso también se aplica a  la Iglesia. No importan los aggiornamentos ni las "nuevas actitudes" ni las" manos tendidas", ni -particularmente en estos días- que Almodóvar se digne dirigirnosla palabra ni que las más mediáticas celebridades heterodoxas saluden con entusiasmo y expectativa al Papa del Fin del Mundo. (cfr.: los gozos de Küng: "Estoy muy contento de que haya sido elegido... y las esperanzas de Boff-"...puede ser el hombre para la Iglesia del Tercer Milenio"). Todo eso no importa. Porque parece ser que, en el sistema nervioso vegetativo de aquel monstruo denominado por algunos Jerarcas como hombre-de-hoy, habita la pulsión por ver siempre en los curas, sean del pelaje que sean, a Ratzinger, El Mito, es decir, no a ese tímido profesor alemán que tocaba el piano, sino a una  Criatura Clerical del Medioevo, larger than life y aguafiestas de hippies y bienpensantes. 

Ahora le tocó el turno al recién estrenado Sumo Pontífice Francisco. No se trató de declaraciones malinterpretadas, fotos mutiladas, datos biográficos alterados o descontextualizados, ni palabras mal entendidas por las mentes embotadas de los jóvenes internautas expertos en Todo. No. En este caso se trató de una patente mentira. 

En una página de preguntas de yahoo (¡¡!!) algún troll kirchnerista fabricó una noticia, donde un atildado Bergoglio, en un estilo casi escolástico por lo sintético y a la vez fluido de la pluma, mencionaba al orden natural, la sociabilidad natural del hombre y su signo, tanto orientado hacia la contemplación como a la poiesis. A raíz de la asunción al solio petrino del Cardenal, la falsedad (que para audiencias latinoamericanas no debiera extrañar tanto, pues en el contexto de nuestras bicentenarias campañas electorales las noticias falsas, incluso contra eclesiásticos, son casi una danza típica , aunque en este caso la cosa era tan descabellada y grotesca que superaba a lo imaginable) se difundió urbi et orbi. Y hasta se hizo meme:



El bloguero español Elentir, el primer día, reveló el origen de la mentira.  Fue gracioso, sin embargo, observar las reacciones de los anónimos pontífices anticatólicos de la internet. Algo así como: "Bueno, quién sabe, a lo mejor...pero igual....".

¡Odio saludable, señores! ¡Odio santificante! Porque parece que para algunos prelados, de un tiempo a esta parte, la Iglesia no tiene enemigos y no tiene porqué tenerlos, porque "es sacramento de unidad en el mundo" y "busca la paz y concordia entre los hombres" y quién sabe qué más eslóganes  entre conciliares y hegeloides. Pero al margen de la riqueza espiritual, histórica, ascética y filosófica de descubrir las enemistades esenciales de la Iglesia -"no ha de ser el siervo mayor que su Señor"-; quedémonos en la vieja lección de don Tomás de Iriarte en la famosa fábula del Oso, la Mona y el Cerdo:

Guarde para su regalo
esta sentencia un autor:
si el sabio no aprueba, malo;
si el necio aplaude, peor.

Ojalá que el odio de "ese pueblo moderno ávido de la palabra clara" (Discurso de Paulo VI del 27 de noviembre de 1969, donde, después de calificar el abandono de la tradición litúrgica como "sacrificio de inestimable valor", procede a elogiar con entusiasmo sospechoso al "pueblo moderno". Siempre los entusiasmos de ese Pontífice fueronmuy sospechosos) sirva para alejar a nuestro Santo Padre y a muchos prelados y fieles, aunque sea por instinto, de complacencias vanas, indignas y contraproducentes.

Reinventando a Bergoglio

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...una operacíón imposible


En el mismo día en que se produjo la elección, en medio de miles de llamadas lamentos, llamó cierto personaje a uno de los individuos involucrados en la redacción de esta Revista.

Insistía en preguntarle su "opinión" sobre la elección. El redactor le preguntó por la suya. Y después de cerca de cinco minutos de "dime tú, no tú, dime tú, no tú, dime tú", el personaje habló: "Bueno, está en contra del aborto y del kirchnerismo".  

Tempora et mores: en los tiempos de la Primavera de la Iglesia la principal señal de profesar la Fe es ser pro-vida y torcerle los ojos al populista grotesco de turno. Esto se corroboró más tarde en la "cobertura periodística". Cierto "experto" llegó a decir algo como: "El Papa es teológicamente conservador, como sabemos, se opone al aborto y al matrimonio gay."

Con esos criterios, hasta José Stalin podría ser nombrado como Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe.

Ahora comprendemos tantas cosas...

Aunque es de ley ya no sorprenderse de nada en estos días, sigue como una Sorpresa gigante, tan sorprendente como la Abominación de la Desolación, el comprobar que los únicos defensores que le quedan al pérfido error del naturalismo político se cuenten entre los católicos. No nos bastó con rescatar a Kant del basurero. Parece que para algunos la Iglesia es Refugium Errorum.

Pero la cosa es más graciosa: cuando nuestro redactor manifestó que Bergoglio tenía algo menos que el beneficio de la duda, pues había combatido a la misa tradicional en Buenos Aires hasta extinguirla, a pesar de Motu Proprios y otras cosas, el individuo gesticuló: Pero, ¿¿¿en materias de fe...??? Nuestro perplejo redactor solo atinó a decir ¿Para ti la Misa no es materia de fe? 

Sin embargo, la ola de whistful thinking ha llegado hasta a los católicos tradicionales. Don Michael Matt, del meritorio Remnant Newspaper, llegó a escribir lo siguiente: Rumors and reports on the Internet create a far less positive impression of him where the question of the Traditional Latin Mass is concerned. (Nota Sacristanesca: Parece que si alguna noticia de algún obispo bloqueando la Misa Tradicional sale en The Remnant, si es noticia verificada, pero si sale en Panorama Católico Internacional  es un simple rumor) Initial reports have it that Cardinal Bergoglio was not enthusiastic about Pope Benedict’s motu  proprio Summorum Pontificum and that he actively blocked good priests who wanted to start offering the old Mass.  It remains to be seen where Pope Francis stands on this question, but obviously it would be unthinkable for the new pope to undo the work of his predecessor where the Latin Mass is concerned.(NS: Acá en esta Sacristía conocemos del muy impensable caso de un Papa que "deshizo" la labor de varios de sus predecesores con respecto a la Misa Tradicional. Se trata de Paulo VI).

On the other hand, there are other reports emerging now which tell quite a different story, and that is that Cardinal Bergoglio did not block the old Latin Mass and in fact set up at least a church in his diocese for its celebration.  Has this been verified?  Not definitively, however, we've already unearthed one Spanish-language news REPORT  which has it that within 48 hours after Summorum  Pontificum Cardinal Bergoglio had already approved St. Michael's parish in downtown Buenos Aires for the purpose of offering the old Mass. (NS: 1) "Aprobar" que se celebre la Misa Tradicional en Buenos Aires no es obedecer Summorum Pontificum, sino el motu proprio anterior, Ecclesia Dei, que precisamente a raíz de SP había pasado a mejor vida.Y casi veinte años después.  Si esto no es una última forma de combatir la Misa Tradicional pues se le parece bastante. 2) El "reporte" no es más que una crónica de Clarín escrita por una persona que no está familiarizada no solo con la Misa Tradicional, sino con cualquier tipo de Misa. Lo cierto es que el Cardenal "encargó" la Misa al padre Dotro, "liturgista". El padre, contrariamente a las normas explícitas de la Santa Sede, mezcló ritos: usó el nuevo leccionario, con las tres lecturas, ¡¡llamando a laicos a que las lean!! No dudó en denigrar a los propios fieles y en ir "espaciando" las celebraciones hasta que se quedó sin gente. En ese momento, la misa desapareció. Cuando un sacerdote quiso, obedeciendo a Benedicto XVI, instaurar la celebración de la Misa a pedido de los fieles, el Cardenal la prohibió y el sacerdote ahora se encuentra a 2000 kilómetros de Buenos Aires. Sacerdotes de mentalidad tradicional interesados por la Misa fueron reprendidos y amonestados ¡¡¡¡por celebrar privadamente!!!)

En esta misma línea, Robert Moynihan  relativiza las informaciones sobre el antitradicionalismo de Bergoglio en base a la delirante carta de un "respetable filósofo católico" que googleó y nos trajo la "noticia" de que en algo llamado "Church Michel Angelo" un "well trained liturgist" celebra la misa y que no había ninguna otra en ningún lugar de la arquidiócesis de Buenos Aires porque -imagínense esto-, no había "ningún sacerdote que la supiese celebrar". 


Para los que quieran saber más y "paladear" en algo la perfidia del Padre Dotro (quien no cree que "haya sacerdotes jóvenes con deseos de aprender más que en el plano histórico, pero no como forma de celebrar la misa junto al pueblo; lo cual no sería bueno, porque hay que mirar para adelante... La idea de la Iglesia no es volver atrás, sino ir hacia adelante acompañando al mundo") y de quien lo mandó, revisad aquí y aquí.


Justo (¡qué curioso!) vienen a nuestra mente en este preciso momento ciertas palabras del Cardenal Ranjith, allá por el 2007


De nada sirve emprender la acción imposible de "interpretar correctamente" el pasado hasta convertirlo en lo que convenga. Aun en tiempos relativistas donde al principio de no contradicción se superpone el círculo hermenéutico. El Cardenal Bergoglio fue enemigo de la misa tradicional y contumaz desobediente a las disposiciones de Benedicto XVI. 


Para meditar...

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Pidióle a Dios Santa Teresa que el provincialato carmelita recayese en el padre Gracián, su confesor. Verificóse el capítulo y fué otro fraile elegido. Entonces la santa rogó a Dios que le perdonase si había errado, y el Señor le contestó: -Cierto es, Teresa mía, que me pediste lo que convenía; pero los frailes no siempre quieren lo que conviene.

Duque de Frías: Deleite de la discreción (1764, con las debidas licencias)

La soberbia humildad de Francisco (1)

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...dosis diarias de humildad desde Roma

Dedicaremos una serie de posts a analizar la soberbia humildad de nuestro Santo Padre. Pero: ¡ojo! Que no nos suelten los pitbulls neocones ni descarguen sobre esta Sacristía sus trabucos aquellos que -muy respetablemente- creen que el Santo Padre es el Autor de la Fe y puede variar a tutiplén y sin consulta no sólo las normas litúrgicas, sino el  contenido mismo de la realidad. No juzgamos al Papa ni nos referimos a ninguna falta moral ni pecado suyo; empleamos el término "soberbia" en su tercera acepción: grandioso, magnífico.

¡La grandiosa humildad de Francisco! La prensa secular -antes hipercrítica y vatiliquienta hasta el sensacionalismo- ahora coincide con las Hojas Parroquiales en elogiar los miles de gestos diarios de humildad del Papa. ¿Qué será lo siguiente? ¿La aparición de un Doctorado en Humildad  en la Lateranense, orientado a los "presbíteros y agentes pastorales" de todo el mundo para que sigan el ejemplo de Francisco? ¿O la de uno en Espontaneidad en la Gregoriana?

Podríamos escribir mucho sobre este tema. Recordamos, especialmente, que el Dueño de esta Sacristía, interrogado hasta en más de tres ocasiones por distintas personas, vaticinó que el Cónclave -merced de las debilidades de los Cardenales ante la presión mediática- acabaría eligiendo a un progresista de baja intensidad que se desgañitaría en gestos y sería el Papa del Gesto. Veremos más sobre este asunto en un post de próxima aparición.

Sin embargo, hacemos nuestras las impresiones de una interesante y novísima bitácora de la blogósfera. Nos referimos alBlog del FAQ.  

Aunque ACIprensa, el Facebook y el Párroco de la Esquina continúen calificando los actos del Papa como humildes, FAQ aclara con suficiencia:

Q. Entonces te molesta que sea tan humilde…

A. Los tan populares actos del actual papa no son manifestaciones de humildad, sino de austeridad, que es otra cosa (una cosa buena, por cierto). La humildad es una virtud bien diferente, que no me consta que este papa cultive (eso solo lo sabe Dios).

Q. Entonces, ¿la austeridad…?

A. No, no me molesta… Lo que me molesta es la confusión que puede generar el mensaje.


Con respecto a la peculiar "sensibilidad" (palabreja horrible e inédita en materias canónicas, litúrgicas y doctrinales, pero que ahora oiremos más, junto con otras ídem como "intuiciones", "salir al encuentro" y "mano tendida") litúrgica del Santo Padre demostrada en los últimos días, tampoco el FAQ tiene pierde:


  Q. Entonces, según tú, Francisco se opone a Benedicto. 

A. Eso no lo he dicho yo ni lo ha dicho Francisco… pero se podría entender con tanto entusiasmo desmesurado y acrítico. Es lo que da a entender el propio Francisco.

Q. Pues a mí no me parece que el actual papa explícitamente…

A. Es famosa la anécdota con Marini…

Q. ¿Con quién?

A. Con monseñor Guido Marini, ceremoniero del Vaticano, experto en liturgia (por lo menos, más que Bergoglio). Cuando iba a salir al balcón para dar su primera bendición urbi et orbi, no solo le hizo saber de mala manera que no pensaba utilizar muceta ni capa, sino que tampoco quiso recibir su ayuda para ponerse la estola (sí para recitar el padrenuestro en italiano, empero); y al día siguiente, mientras lo ayudaba a revestirse para su primera misa en la capilla Sixtina, cuando le alcanzaba una casulla, Francisco le dijo: “Póngaselas usted, monseñor: el tiempo de carnaval se ha terminado“.

Q. Pero esas son calumnias de…

A. Quienes conocen su manera tan procaz de hablar dicen que esas perfectamente pudieron ser palabras suyas.

Q. ¿Eso es todo?

A. ¿Te parece poco? Además de la falta de cortesía, está el antimensaje litúrgico: creer que la austeridad también se ha de llevar a cabo en el terreno del culto debido a Dios.


Tenemos, queridos lectores, muchos temas para reflexionar en esta Semana Santa. La liturgia de hoy nos trajo a la mente la Entrada triunfal de Nuestro Señor a Jerusalén; eterno recuerdo de la banalidad y vanidad del sobonaje de las masas. Por más que éstas sean disfrazadas por los clérigos liberales con los atavíos imaginarios del  "hombre contemporáneo" lleno de "inquietudes" y "nuevos humanismos". 

(PS: Recomendamos altamente también el -hasta ahora y junto a Página Católica- ultimate observatorio panchístico, la Divina Pacomedia. No tiene pierde)

Conforme pasa el tiempo se agiganta su figura (1991-2012)

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Monseñor Lefebvre, ese gran hombre de la Iglesia, S.S. Benedicto XVI (2006)

El triunfo de Cristo

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Hoy la Iglesia canta la más bella secuencia de la liturgia, el himno Victimae Paschali Laudes, cuyo origen se remonta a la alta Edad Media. Por la razón que todos conocemos, la inmensa mayoría de católicos no la escucha en sus parroquias o "movimientos".

Así andamos en los tiempos del perpetuo aggiornamento. No hay pan para los hijos. Quizá sólo escorpiones. Y así se quiere estar al servicio de todos.

¡Una Feliz Pascua de Resurrección!

El signo de la crisis

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¿En qué consiste la crisis que aflige desde hace ya cincuenta años a la Iglesia? ¿Puede ser reducido su signo a una definición, de preferencia breve, que refleje su quidditas? Pensamos que sí.

La crisis de la Iglesia no es más que la infestación general en su seno de aquella crisis previa de la conciencia europea, nacida del subjetivismo religioso (Lutero), filosófico (Descartes y Kant) y político (Rousseau). Hasta antes del Concilio Vaticano II, lo que la plebe denominaría "sectores clave" del gobierno de la Iglesia estaban ocupados por los llamados ultramontanos; pero no había sido siempre tan así. Llámense regalistas, galicanos, febronianos, jansenistas, politicanti o simplemente "mundanistas", muchos clérigos y jerarcas malsonantes  habían sucedido en el gobierno de las iglesias en los países de la antigua Cristiandad  a las ilustres generaciones contrarreformistas del siglo anterior.Expulsada y disuelta la Compañía de Jesús (bastión ultramontano), sometida la Iglesia al absolutismo de los monarcas (sometimiento ciertamente matizado de acuerdo a las realidades de los distintos reinos , casi nunca cismático e incluso a veces bastante morigerado), la situación era difícil para fines del siglo XVIII (aunque nunca como ahora: aun el jansenista más perlipintado conservaba un sentido de sacralidad y de orden en las esencias; amén de que el pueblo llano todavía estaba empapado de sentido común y piedad). 

Nunca dejó de haber, obviamente, figuras que podríamos denominar en términos actuales como tradis; caracterizados por asumir el espíritu contrarrevolucionario del Concilio de Trento, defender y prestar cabal obediencia a la Sede Romana y -en muchos casos- profesar la doctrina del Sol de las Escuelas, Santo Tomás de Aquino, ese Hércules (Pater A. Calderón dixit) del antisubjetivismo. El centro de acción de estos personajes era Roma, donde formaban una especie de piña o núcleo en torno a los Romanos Pontífices, que los tenían entre sus teólogos y que incluso, en más de una ocasión, provinieron de sus filas. Más allá de los Estados Pontificios, la realidad variaba. Establecido el Patronato en las monarquías europeas (que iba desde el relativamente benigno de la Monarquía Católica española a los intentos de asfixia estatizante de la Iglesia galicana francesa o del josefismo austríaco), el nombramiento de obispos y el gobierno de la Iglesia estaba ciertamente distorsionado por la intervención del poder real.


...tres santos modernos

Así, en Francia, por ejemplo, san Luis María Grignion de Monfort, ultramontano y amigo de los jesuitas, veía restringida su actividad a las diócesis relativamente pobres del Occidente francés, antes bastiones hugonotes, por razón de que las del centro del país se hallaban ocupadas por prelados galicanos simpatizantes -en muchos casos por conveniencia- del jansenismo y  otras malsonancias. Éstos, en colaboración con los nefastos parlamentos, hicieron a cuadritos la vida del Santo y de los mulotins en tiempos posteriores. De haberse permitido una acción mayor de los mulotins y de los misioneros, probablemente la Revolución se habría visto enfrentada con una Vandea extensa e invencible. Décadas después,  san  Alfonso María de Ligorio, fundador de los redentoristas (congregación que, todavía en 1870 era contada entre las explícitamente denominadas jesuitizantes  -y por tanto prohibidas por las leyes de Falk durante la Kulturkampf bismarckiana) experimentaría similares problemas. Aun a inicios del siglo XIX, san Clemente María Hofbauer jugaba al gato y al ratón primero con el emperador José y luego con Napoleón, fundando y siendo expulsado sucesivamente de muchos reinos; mientras soportaba todo con  piedad sobrenatural y su celebrado sentido del humor moravo

Después de 1815 y en medio de la gran reacción militar, política, intelectual y religiosa europea contra la Revolución -amén de la  restauración de la Compañía de Jesús- pudo recomponerse el ultramontanismo.  Con la visión que caracteriza a los verdaderos profetas atisbaron los Pontífices decimonónicos las amenazas revolucionarias y hacia dónde llevarían a la humanidad de prevalecer. Son los tiempos de laMirari Vos, de Gregorio XVI, del Syllabus de Pío IX, de la restauración del tomismo y la riquísima lucha antimasónica y antiliberal de León XIII, que culminaron con el segundo y tercer syllaba a decir de Romano Amerio: los magisterios antimodernistas de San Pío X y Pío XII. Esos eran los bastiones de la Iglesia, que  -parafraseando aquella frase de la Madre María de la Encarnación en Diálogo de Carmelitas (1959)- era como una fortaleza preparada para sufrir un furioso asalto por el Enemigo, construida para rendir culto a Dios y salvar las almas, defendiendo a los hombres de aquellos que trabajan por la instauración del Reino de Satanás sobre la tierra. 

Pero a don Hans Urs von Balthasar eso no le parecía. De ahí que escribiese un pequeño librito en los 50s titulado Derribad los bastiones. Cosa curiosa: en aquella década restos muy minoritarios del modernismo-que-no-osa-decir-su-nombre (disfrazados de "historiadores" de la Iglesia aunque no eran más que cultores de una neohistoria  revisionista ideológica, cuyo único baremo eran sus deseos y sentimentalismos particulares, de liturgistas seudotradicionales que más bien querían abolir la tradición misma y de falsos santones paleontológicos que no eran ni científicos ni teólogos)  ponían mohín de perseguidos, hablaban en ambiguo y esperaban desde sus cuevas caviarestiempos mejores. Pero nadie daba un real por ellos. Hasta que vino el Concilio y al igual que ocurrió con la Revolución Francesa, las cárceles se vaciaron y los presidiarios acabaron de presidentes. Y de peritos y  cardenales. El complejo de inferioridad de muchos clérigos y jerarcas con la modernidad y el american way of life y el pánico ante una guerra nuclear sirvieron como un reguero de pólvora para que, durante y después del Concilio, la nouvelle theologie acabase convertida en el pan nuestro de cada día. Luego llegarían el desbarajuste litúrgico, la desistencia al uso de la autoridad por parte de las autoridades y la transformación aparente de la Iglesia en una gran ruina-cáscara donde cualquiera podía medrar a su regalado gusto, con tal de que inmolase incienso al único dios persistente: El Gran Espantajo del "diálogo", la Ambigüedad  y el Antropocentrismo en cuatro constituciones, nueve decretos y tres declaraciones. 

Era una Iglesia Feliz: había sitio para todos. Hasta para el bien, también.

Fue así entonces que el subjetivismo consiguió expugnar los bastiones de la Iglesia desde dentro e infestar, a través de ella, a distintas naciones y personajes que, con mayor o menor fortuna, venían resistiendo la ola revolucionaria. La Iglesia, aun fuera del ámbito católico, había sido un katejon contra el relativismo, el marxismo y la anomia. Obliterados esos bastiones, la infestación subjetivista acabó haciendo un daño generalizado a la cultura universal (cfr: esto y esto )

Llegados hasta este punto algún alegre podría preguntar qué era lo malo del subjetivismo. Hagamos nuevamente un ejercicio de síntesis. Lutero realiza un acto paradójico: niega toda autoridad a la Iglesia y convierte al sujeto en la autoridad definitiva en materia de religión mediante el libre examen; a la vez, al confundir la concupiscencia con el pecado, concluye sosteniendo la total depravación del hombre, la inutilidad de su razón y de su libertad. Es decir, Lutero transforma al hombre en una pequeña iglesia podrida, corrupta y falible pero autónoma e inmanente, quizá la verdadera cortesana de Babilonia. Descartes y Kant subordinan la realidad, que no sería más que un caos de sensaciones potencialmente engañosas- a las estructuras racionales del sujeto. Así, la realidad pasa a un tercer plano o es simplemente abolida en aras del Único, del Que Es, es decir el Hombre. Rousseau niega la sociabilidad natural del hombre, verdad fundamental de la política, tanto para los griegos clásicos como para todas las sociedades tradicionales del mundo, convirtiendo a cada hombre en un autista moral y político cuya única vinculación con los demás  (aun con su familia) debe de estar esencialmente mediada y legitimada por el Estado, endiosado y todopoderoso en cuanto criatura del pacto social y de la abstracta voluntad general.




Por eso extraña sobremanera oír a un Romano Pontífice proclamar ante luteranos en Alemania que venía ante ellos como "peregrino en pos de la herencia espiritual de Lutero" (Juan Pablo II, Discurso a los pastores luteranos alemanes en Maguncia, 11 de noviembre de 1980). Toda herencia supone una transmisión de bienes, en este caso espirituales; con respecto a Lutero, ¿cuáles podrían ser los bienes dignos de ser transmitidos si las premisas fundamentales de su sistema están gravemente erradas? ¿Será su vida espiritual, entonces, signada fundamentalmente por la violación de sus votos religosos, su desobediencia y su herejía? Aun suponiendo que hubiese algo bueno, habría que tener en cuenta que  los vestigios de verdad en un sistema esencialmente errado son esclavos del error y lo hacen aun más insidioso; y realmente no le son propios, sino pertenecen a la razón natural o a la fe de la Iglesia. Así, cualesquiera bienes espirituales que pudo tener de bueno en algún momento fray Martín se encontraban y encuentran en su total plenitud, libertad y coherencia en la Iglesia Católica. Por eso no tendría ningún sentido que un católico (¡ni qué decir del Papa!) vaya a buscar nada en Lutero, porque lo que encontrara o ya lo posee o es un error.

También extraña que un Cardenal, prefecto del antiguo Santo Oficio y encargado de velar por la doctrina de la fe, además de sostener en un documento oficial que "el movimiento moderno de liberación" (léase Ilustración y Revoluciones del XVII y XVIII, es decir las aplicaciones prácticas del racionalismo cartesio-kantiano y del "liberalismo" de Rousseau) alcanzó "innegables resultados positivos" , sostenga en una entrevista que en los años sesenta era preciso "absorber los mejores valores fruto de dos siglos de cultura liberal (...) Son valores que si bien han nacido fuera de la Iglesia pueden encontrar su lugar -purificados y corregidos- en su visión del mundo. Eso es lo que se ha hecho". (Ratzinger-Messori: Informe sobre la Fe) . ¿Dónde nacieron esos valores, entonces? ¿Y a qué valores se refiere? Si es al respeto al derecho de las gentes y a las teorías sobre la soberanía del pueblo y la resistencia a la autoridad, pues nacieron de la reflexión filosófica de Santo Tomás de Aquino y de los Teólogos Salmantinos. Hasta donde sabemos eran gente de Iglesia. Si se refiere al rechazo de coacción alguna para creer en el Evangelio, pues ahí la cosa es más antigua, se remonta a los Padres de la Iglesia. En todo caso, si esos "valores" nacieron fuera de la Iglesia, provienen de verdades de razón natural. Ninguna verdad de razón natural en el orden político y social -descubiertas y desarrolladas en sus rasgos fundamentales por el pensamiento clásico- ha sido combatida o negada por la Iglesia; antes bien Ella las ha impartido desde sus cátedras y púlpitos.  Podría tratarse entonces de verdades que fueron ajenas al pensamiento clásico y que recién aparecieron fuera de la Iglesia durante los siglos de mayor combate y persecución contra ella. ¿Por qué tardaron tanto en aparecer? ¿Quizá debido a que la Iglesia estorbaba su aparición y solo ante una Cristiandad destruida  pudieron emerger? ¿No será que esos "valores" aparecieron no sólo fuera sino contra la Iglesia? ¿No será que en realidad no son valores?

En su autobiografía publicada en 2001 -y con un terrorífico prólogo de Monseñor Angelo Scola, donde narra que lo conoció en los 70s en una cena organizada por ¡¡¡Urs von Balthasar!!!-, el entonces Cardenal Ratzinger nos habla de su  rechazo desde los años juveniles del seminario "al pensamiento de Tomás de Aquino, cuya lógica cristalina me parecía demasiado cerrada en sí misma, demasiado impersonal y preconfeccionada (...), un rígido tomismo neoescolástico, que para mí estaba sencillamente demasiado lejos de mis interrogantes personales" (pp. 68-69)

La subordinación de la verdad a las interrogantes personales, he ahí la siempre vieja y siempre nueva tragedia del subjetivismo alemán.

El resultado de todo este proceso de crisis es la consumación de lo que el gran Marcel de Corte denominaba la abolición de la inteligencia. Aun entre los católicos que buscan ser fieles y vivir su fe este peligroso fenómeno se presenta. La incapacidad de distinguir entre lo sustancial y lo accidental, la excesiva personalización y carnalización de todas las realidades (elevada a la enésima potencia en nuestra época hipermediática) nacida de la imposibilidad de abstraer, la desconfianza ante la Tradición o incluso la incapacidad de entender su mismo concepto llevan a las personas a perderse en la única certeza interior: el Mundo de los Sentimientos y, en especial, lo que Schleiermaier denominaba sentimiento de dependencia radical, que en el caso de ciertos católicos, se expresa en una Idea de la Autoridad, idolatrada hasta el extremo.

Usualmente, esa Idea de la Autoridad parasita en la mente de muchos a la figura del Papa; de ahí que tengamos el caso de algunos que sostienen que losrecientes y variados abusos litúrgicosdel Santo Padre Francisco no sean nada más que manifestaciones de una forma de ser o un estilo distinto al de su Antecesor, que era más litúrgico. La violación de las leyes litúrgicas acaba convertida en simplemente un estilo, una opción y cualquier error y horror patente simplemente es un gusto que no es el nuestro. 

Eso sí, al que piensa lo contrario ni el beneficio de la duda o del análisis racional de sus argumentos,  más bien todos los perros y gritos posibles que usualmente  nacen del sentimentalismo herido. 


Dime quién se alegra y te diré qué es lo que ha ocurrido...

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....se vienen tiempos feos, Sancho... 
Yo quisiera, después de los milagros que va a hacer este Papa [Francisco] con nosotros, mandarle a Benedicto XVI   una carta dándole las gracias. Porque gracias a que ha dimitido, la Iglesia se va a reformar, gracias a su sacrificio va a ser una explosión.
Kiko Argüello:  Anuncio de la Pascua, 2013

(Aquí el escalofriantetexto completo; visto en Infocaótica)
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Últimas noticias: El Emperador está desnudo -y desde hace cincuenta años-.

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El emperador estrenando  ropajes aggiornados,
 acompañado de algunos acólitos neocones.

Ya vamos llegando a Pénjamo


El viernes pasado, el Osservatore Romano publicó una extensa columna de S.E. Walter Cardenal Kasper tituladaUn concilio ancora in cammino. Parece que de un tiempo a esta parte, Monseñor se siente bastante libre. Durante la sede vacante, se sintió con la libertad de aconsejarle al past-Papa (cosas veredes, Sancho:¡¡past-Papa!!) que meta sus narices solo en lo que le incumba. Por una gracia de Dios, formó parte del cónclave -por un pelo se queda en la puerta, porque cumplía 80 en marzo-. Según algunos, tuvo algo de gran elector, junto con Hummes.  Yprecisamente, al igual que Hummes, fue uno de los primeros cardenales en ser recordados elogiosamente por el Santo Padre Francisco en sus primeras apariciones. Y en este caso en una ocasión trascendental, elprimer ángelus de su pontificado: "El Cardenal Kasper, un gran teólogo, un buen teólogo...".

Además de ser, según el Santo Padre, un gran teólogo, muchas señales parecen indicar que Monseñor Kasper no cree en Dios. O por lo menos no en el Dios de la Iglesia. En su obra Jesús, el cristo, el agudo Cardenal considera que los milagros narrados en los Evangelios son "proyecciones retrospectivas" de la comunidad cristiana posterior, "incrementos secundarios respecto de la tradición original"; incluso, el respetuoso promotor de la Unidad de los Cristianos (fue nombrado como presidente de ese consejo curial por Juan Pablo II) llega corregir el evangelio sosteniendo que "[los] textos evangélicos en que se habla de un Resucitado a quien se toca con las manos y cena con sus discípulos, son afirmaciones más bien toscas...que hacen correr el riesgo de justificar una fe pascual demasiado "rosa"...Los milagros solo podrían ser comprobados de verdad si conociéramos realmente todas las leyes de la naturaleza y pudiéramos tener el conocimiento perfecto de cada caso particular. Jesús no es el Hijo de Dios. La divinidad de Cristo es una invención paulina o johánica (edición francesa, p.253, citado por BOURMAUD, Cien años de modernismo, p. 382; si alguien tiene dudas, lea acá). Pero no solo eso: Don Kasper se carga la maternidad divina, la indefectibilidad de la Iglesia, reinvindica a Nestorio, etc...

El Santo Padre al reconocerlo como gran y buen teólogo, ¿se reconoce como seguidor suyo? Algún iraburita dirá que "estamos buscándole tres pies al gato" y que en ningún momento el Papa dice que Kasper  sea su maestro ni que él sea su discípulo, sino que es "un gran y buen teólogo" y NADA MÁS,  y que al margen de esas citas, probablemente Kasper tiene "otros aspectos" en su pensamiento que son "buenos": sería entonces un buen y gran teólogo en todo lo que no tenga que ver con Dios. Considerando entonces que la teología se ocupa de Dios y que por tanto, un teólogo católico que no cree en el Dios católico no podría ser ni teólogo ni católico, ¿a qué viene un elogio tan sustancial de Kasper por parte del Santo Padre?

Si seguimos al neocón iraburita de turno, pues tendremos que pensar bien, es decir, pensar que el Papa no sigue el sistema teológico de Kasper ni comparte sus ideas heterodoxas (para nada "grandes ni buenas") y, por tanto, no considera en su conciencia que el Cardenal de marras sea en verdad un gran y buen teólogo, sino lo que quiso fue hacer un piropo mentiroso para hacer sentir bien al buen Kasper (que justo acababa de cumplir años nueve días atrás), es decir un simple gesto vacío, falso y manipulador para sobonear a ciertas personas de ciertos sectores de la Iglesia.

Menos mal.

Gracias a Dios por el Iraburismo-Pensamiento-Guía, que nos permite ver en su real magnitud las múltiples virtudes y gestos de nuestro actual Pontífice.

Pero vayamos al punto de nuestro post, el artículo de Kasper. El título es ya bastante sugerente: Un concilio ancora in cammino: un concilio nuevamente en camino, a raíz de la elección de Francisco. Eso quiere decir que en algún momento el concilio se paró. No sabemos cuándo. Quizá en 1965. O en 1962, incluso.  O antes. Parece que para algunos cardenales el Concilio Vaticano II es similar a la bestia del Apocalipsis: era y no es (Apoc: 17:8) y a veces nunca fue. Así, aun si los resultados fueron desastrosos y los frutos, inexistentes, a izquierdas y derechas salen voces a decir que el Concilio nunca fue en verdad implementado o que fue implementado pero en algún momento se le olvidó o que por último, el Concilio, por su naturaleza maravillosa y divina, no requiere de resultados, ni de frutos, ni de fines ni de medios.

Lo cierto es que el Cardenal Kasper se alegra porque el Concilio después de un largo camino con algunas aparentes paradas, ya se acerca a su meta. ¿Cuál es ésta? Pues una Iglesia relativista y demagógica, que sea "signo de unidad" entre los hombres, como culminación de la "historia de la salvación" (v.g.: en hegeliano, que sea la parte más "autoconciente" de la Humanidad, donde se refleja el Espíritu Absoluto, luego de su despliegue progresivo a lo largo de la historia, en la que Cristo resulta no siendo más que la Idea de la Dignidad Humana).

Para el Cardenal, con este Pontificado, ya vamos llegando a Pénjamo:






El viejo traje nuevo del Concilio


Pero lo más interesante de esta nota es la cándida confesión que hace El Gran y Buen Teólogo en este artículo: "En muchos puntos, [los Padres Conciliares] tuvieron que hallar fórmulas de compromiso, en las que, en muchas ocasiones, las posiciones de la mayoría [Nota de la Sacristía: los innovadores] se encuentran puestas inmediatamente al lado de las de la minoría [N. d. S.: los tradicionales], con el designio de delimitarlas. Así, los mismos textos conciliares poseen un inmenso potencial conflictivo, que abre la puerta a una recepción selectiva en ambas direcciones". 

La verdad es que esta revelación sólo sorprende a los ingenuos. Basta un análisis sin prejuicios para darse cuenta que los textos conciliares son una túnica remendada, en donde los elementos innovadores entran en sinfonía insostenible con los phantasmata y simulacra tradicionales que también se incluyen, todo en un lenguaje bicéfalo que hace del quodammodo un Ídolo Pagano. Y todo, adrede.  

Casi desde el mismo periodo conciliar, algunos Padres de Coetus Internationalis Patrum, pensadores como Romano Amerio, Michael Davies o Dietrich von Hildebrand, o simplemente gente con sentido común como Tito Cassini o Konrad Adenauer se dieron cuenta de la ambigüedad intencional de los textos del Concilio Vaticano II, que ahora Kasper confiesa. Ellos fueron los niños que en medio del desfile señalaron con el dedo la desnudez del Emperador. Pero como, a diferencia del mundo de Andersen,  en la realidad la ideología y la cobardía reinan, nadie se dio por aludido, ni aun cuando todo en la Iglesia empezaba a derrumbarse. 

Resulta extraordinariamente ilustrativo recordar en este punto, cierta conversación que tuvo el perito conciliar Edward Schillebeeckx con un colega: Ya en la segunda sesión, escribía el P. Schillebeeckx, él le había dicho a un peritus en la Comisión Teológica que lamentaba ver en el esquema [sobre la Iglesia] lo que parecía ser la opinión liberal moderada sobre la colegialidad; personalmente, él era partidario de la opinión liberal extremista. El peritus había replicado: "nos estamos expresando de forma diplomática, pero después del Concilio extraeremos las conclusiones explícitas del texto". (Edward Schillebeeckx, De Bazuin, 23 de enero de 1965, en WILTGEN, El Rin desemboca en el Tíber, p. 278 )

Claramente se puede ver que el Concilio Vaticano II fue el instrumento mediante el cual una cliqué de liberales de toda laya (desde democristianos hasta heterodoxos acristianos) trajeron la Revolución dentro de  la Iglesia. Su arma fue la ambigüedad de los textos conciliares. De ser el Concilio patentemente herético el problema hubiera sido menos grave. Esa ambigüedad y bicefalia, confesada ahora por Kasper, fue en verdad la jugada maestra en el proceso de autodemolición de la Iglesia. 

Más que mil palabras

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Sacerdote de la FSSPX arrastrado y apaleado por la policía francesa el último viernes


De un tiempo a esta parte -y especialmente desde los últimos meses del pontificado de Benedicto XVI, en medio de cierto espíritu podríamos decir profético de desgobierno- ya muchos jerarcas manifestaban con toda libertad  lo que estaba en el fondo de sus corazones.

Así, en enero, el episcopado francés -que a regañadientes y a última hora decidió subirse en el último vagón a la ola imparable de manifestaciones en contra del gaymonio, en gesto queharía las delicías de Pilatos-  en un documento escandaloso, antimetafísico, antitradicional, ideológico y altamente sospechoso, exigía "respeto" y reconocía el valor de las relaciones afectivas homosexuales, el hecho de que "la evolución de la legislación familiar siempre es posible" y demás perlas

Monseñor Woelki, el segundo cardenal más joven de la Santa Romana Iglesia y ordinario de Berlín, equiparó las relaciones homosexuales "estables" con las relaciones heterosexuales. Luego, en la consabida "aclaración", el vocero de la Arquidiócesis sostuvo que Monseñor no quería equiparar las relaciones homosexuales con el matrimonio religioso; sino con relaciones heterosexuales no-matrimoniales (¡¡!!). Parece  que en algún momento Monseñor Woelki sostenía la existencia de un orden natural, cosa que lo hizo acreedor al remoquete de "reaccionario" por algunos medios de comunicación alemanes. Pero ahora, reculó.  Quizá Monseñor sigue a Marx, pero no a Carlos, sino a Groucho, en aquello de "estos son mis principios ; y si no le gustan, tengo otros". (Y mejor ni hablemos del otro Marx...) 

Ahora le tocó el turno al discípulo predilecto de Bugnini, Monseñor Piero Marini, el exceremoniero de Juan Pablo II, reemplazado por el siriano Mons. Guido ídem por Benedicto XVI, en un gesto que algunos vieron como una señal muy positiva en los ya lejanos tiempos del optimismo benedictino. Para algunos reformistas de la reforma y otros ingenuos, los bugninianos y demás entusiastas del novordismo  eran simplemente gente bien intencionada pero "extraviada" en elementos superficiales de la liturgia, que quizá revelasen una determinada concepción del mundo, "muy respetable" pero que no tenía tanta razón de ser en la liturgia, pero lo cierto es que lex orandi, lex credendi y también lex cogitandi.

Por ahí alguien notó los matices homosexualizantes del Novus Ordo; pero la expugnación de la razón por los revolucionarios litúrgicos se hace más clara con las recientes declaraciones de Marini: ataques arteros contra el Pontificado anterior y apoyo al reconocimiento por parte del estado de las uniones civiles para personas del mismo sexo. Todo,en una misma entrevista. (Recomendamos los comentarios de Página Católica al respecto: Mons. Marini no tiene vergüenza)

Ecce, Novo Ordo!

Y siguen decenas de jerarcas y curiales. Desde Schönborn hasta Paglia, pasando por Bergoglio. ¿Y si eso es lo que dicen -y ahora, en la Era Francisco cada vez con más fuerza-, qué será lo que hacen y lo que piensan?

Algún oficialista (rápidamente cambiado de atavíos ratzingerianos restauradores a guayaberas franciscanas "humildes") nos podría preguntar qué es lo que tienen de malo las uniones civiles homosexuales, "porque siempre la Iglesia ha sido realista y no utópica, además son el mal menor y son cosa del Estado, no de la Iglesia". 

En primer lugar, pertenece casi a la simple aprehensión, descubrir que no puede haber ninguna legislación basada en actos contrarios a la naturaleza. Los actos contrarios a la naturaleza existen y seguirán existiendo con mayor o menor frecuencia, pero por su misma esencia irracional e insólita son contrarios al concepto mismo de ley, que por definición participa del ordenamiento natural de las cosas. Una ley contraria al orden natural y que pretenda basarse en una realidad antinatural como fuente de derecho no es ley. 

Además todas las últimas experiencias con respecto a esta materia enseñan que el mal llamado matrimonio homosexual (MLMH) es el corolario inevitable y necesario de las llamadas uniones civiles. Pasó en la misma Francia. Y pasará en todos lados. Si se expugna la antitetidad entre actos antinaturales y ley, todo puede esperarse.

Poseen algunos animales ciertas potencias cognoscitivas, como la memoria, que les permite discernir el peligro o la recompensa; de ahí que puedan ser amaestrados. Puede comprenderse que nuestros jerarcas progresistas hayan abdicado de la inteligencia, que es propiamente el distinguir entre lo accidental y lo sustancial, lo particular y lo universal, lo antinatural y lo natural, pero que hayan caído en la incapacidad de poder prever los efectos nefastos de una realidad evidente y conocida es algo que no se ve ni en las fieras superiores, quizá sólo en el reino vegetal o en el eucariota. O en el reino de la ideología del aggiornamento. 

Que elija el lector la opción que más le agrade.

En el video que pusimos al inicio del post se ve el arrastramiento y apaleamiento de un sacerdote de la FSSPX, que ni siquiera respondía a las provocaciones, por parte de la policía francesa, a raíz de las protestas civiles contra la aprobación del MLMH.

Mientras los fungi Schönborn, Woelki y Marini (y mejor paramos de contar) se ganan el aplauso de las masas, los despreciados "cismáticos" y "soberbios" lefebvrianos son arrastrados por las calles y azotados por los sayones del Sistema Anticristiano. Una imagen vale más que mil palabras.


Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No ha de ser el siervo mayor que su señor...(.Jn:15-20) 



FEMEN: Una sorpresa no tan sorprendente

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El viejo arte de atacar a Monseñor Leonard

Como ya deben estar enterados nuestros lectores,  se ha producido un nuevo ataque contra Monseñor André Leonard, arzobispo de Bruselas. Se trata nuevamente del grupo FEMEN, que intentara desacrar y atacar la basílica de Notre Dame a días de la renuncia del Papa Benedicto XVI.  En esta oportunidad, el grupo exhibió su conducta usual: insultos, groserías sin nombre y ataques físicos (para los que tengan estómago, acá están más imágenes del ataque, publicadas por ACI)

Nuevamente tenemos que decir, como en nuestro artículo anterior, que una imagen vale más que mil palabras. Podemos ver la serenidad orante de Monseñor Leonard ante el ultraje. Sé que el buen arzobispo no nos leerá; pero por aquella verdadera red espiritual que es la comunión de los santos, me uno a él en oración y lo felicito por su testimonio de fidelidad a Cristo, come rack, come rope como diría San Edmundo Campion. Esté seguro, querido Monseñor, que Nuestro Señor Jesucristo,  su mejor ayuda, su protección total y su rica heredad según la bella oración agustiniana, se acordará de usted como usted se ha acordado de Él. Sepa también que las gracias que vendrán por estas humillaciones serán providenciales para el porvenir de la Iglesia de su país, destruida por el progresismo criminal. Sepa, finalmente, que su sacrificio edifica en este momento a muchos, empezando por un oscuro blogger peruano.

Porque no es la primera vez que Monseñor Leonard es atacado.  En este video, compilado y subido a youtube por un ateo oligofrénico (caveat!), podemos ver una "antología" de estos ataques:




El infinito número de estultos que pueblan la internet han pretendido justificar la agresión contra Monseñor Leonard con la vieja excusa de la "protección a los pedófilos", cuando es precisamente todo lo contrario: apenas llega a la arquidiócesis (recién en el 2010 -y sabemos que el grueso de los casos se remontan a décadas anteriores-), Monseñor establece una comisión independiente para investigar estos sucesos y en ningún momento procuró, buscó o siquiera insinuó obstrucción alguna de la justicia civil con respecto a casos de esta índole. Ni aún sus detractores lo dicen. Quizá lo único "polémico" fue expresar una opinión particular sobre que no tenía mayor sentido que los sacerdotes ancianos acusados de inconductas sexuales retirados y sin ninguna responsabilidad pastoral o eclesiástica sufran un juicio canónico convencional; ojo: ¡un juicio canónico con penas canónicas como la suspensión o la excomunión! Para nada habló de obstruir la justicia civil ni nada de eso; pero parece ser que los acéfalos digitales son muy puntillosos con el derecho canónico; parece que ignoran que la justicia civil es mucho más benigna que la canónica en lo que respecta a estos delitos, al establecer un plazo de prescripción y en muchos casos excusar de juicios a ancianos en estado de decrepitud o de discapacidad. 

En todo caso, de haber alguien merecedor de pastelazos sería su archiprogresista antecesor Daneels, que presidió la arquidiócesis y fue primado de Bélgica durante los peores escándalos y desastres a este respecto. Incluso tiene hasta audios algo comprometedores. ¿Pero por qué ni lo tocan? Porque evidentemente Daneels, a diferencia de Leonard, no cometió la herejía mayor de estos tiempos: dar una opinión crítica y respetuosa del nuevo ídolo intocable: la homosexualidad. 


Femen: una sorpresa no tan sorprendente

Pero, ¿quiénes son estas señoritas de FEMEN?

Algunos creen que son feministas radicales de Europa oriental que, de forma arriesgada y militante, se exhiben topless o en prendas diminutas y hacen demás actos degradantes para protestar contra la degradación de la mujer. ¿Puede haber algo más imbécil? ¿En verdad? ¿Protestar contra la degradación de la mujer a través de mujeres que se degradan? 

Es algo demasiado extraño. 

Lo que sí es indudable es el permanente sesgo anticristiano de sus manifestaciones. Desde destruir la cruz de madera de la Plaza de la Libertad de Kiev construida como monumento a los asesinados por el comunismo, hasta atacar personalmente einvocar al asesinato del Patriarca de Moscú.

Es algo muchísimo más extraño.

Otra cosa que llama la atención es que conociendo la común apariencia de las feministas radicales (que incluso en su lógica "despatriarcalizante" usualmente privilegian una apariencia física más, por decirlo en buenos términos, "normal" o aun "demasiado normal"),  posean casi todas estas militantes apariencias de aquella carne de cañón que los massmedia denominan "modelos". 

Extraño. Muy extraño.

Algún ruso chusco dijo por ahí  que las señoritas de FEMEN eran unas prostitutas. ¡No seamos tan talibanes! ¡No ofendamos tan rápido! 

Pero esperen un segundito: resulta que por información de un periodista que se infiltró en la organización, cada "activista" recibe 2500 euros al mes. Y en un lugar donde los sueldos promedio son de 500 euros -y siendo las otras alternativas algo peores- algunas mujeres morderán el anzuelo. En París, donde se han establecido también, la cosa es más chic: por cada performance, una señorita puede recibir 1000 euros. Así, probablemente las "comprometidas luchadoras sociales" que atacaron al Cardenal, para esta hora estarán aprovisionándose de souvenirs flamencos y demás baratijas. (Ver más

Los que las financian, saben que en un Occidente podrido por la pornografía y repleto de sexoadictos idiotizados sus protestas atraerían bastante atención (porque en su país de origen, victimado hasta la saciedad por los revolucionarios, nadie les hace caso). Estamos ante una especie de trata de blancas ideologizada y radical, que hace uso de carne barata europea oriental, como tantas otras mafias. 

¿Quién será el rufián en esta historia?

Muchos especulan que un millonario de origen norteamericano,  Jed Sunden. ¿Y a qué no sabe qué?


Qué sorpresa tan sorprendente.


Sonetos del Sacristán: Palinodia de un Línea Media

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Como buen Sacristán "preconciliar" e integrista, uno de los miembros de esta Casa gusta de la versificación. Aunque es bastante mediocre, la lectura de la vida y milagros de algunos fundadores de nuevos movimientos eclesiales lo ha animado a publicar sus versos. No descarta tampoco dedicarse a la pintura. En este caso, puso en forma de soneto endecasílabo el lamento y retractación de un "neocón" ratzingeriano (aka.: línea-media), ante el  último cambio de currícula del Espíritu Santo a raíz de la elección de Su Santidad Francisco. Helo aquí: 


Palinodia de un Línea Media
Soneto


Perdónenme, que soy un poco lento
y tanta cosa nueva desconcierta,
yo sé que la Ventana está abierta
de la Iglesia pa' que entre un poco el viento;

desde hace cincuenta años más o menos
y vemos todos esta primavera:
¡qué linda Nueva Iglesia Aventurera!
Y sí que han sido tiempos muy amenos...

Con piñatas, violines y matracas
en misa, y ahora incluso hasta en San Pedro
¡Hay violines! (Allá tú si atracas...)

Perdónenme, que soy un poco lento
pero ahora con los tiempos que corren
¿Será el Mate el octavo sacramento?


Cosas que lamentablemente no veremos más...

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...hace menos de dos años, pero parece algo tan lejano como los tiempos del Cardenal Dante


Sobre Monseñor Bartolucci, una de las más insignes víctimas del "aggiornamento", director perpetuo del Coro de la Capilla Sixtina  y a pesar de eso depuesto y maltratado por Juan Pablo II, pero rehabilitado por Benedixto XVI con el capelo cardenalicio: Cuando el cantor era como un sacerdote 

Oración del Fin

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Dominique Venner (1934-2013), historiador valioso y tristemente presa  de la tentación pagana, confirmada el día de ayer con unacto gravísimo y doblemente sacrílego. A su memoria -que no ha de servir ninguna otra cosa- le dedicamos este poema de otro atribulado, pero que supo mantener la esperanza, recibiendo al final el galardón de la fe y de la vida perdurable.


ORACIÓN DEL FIN 

Mentre che la speranza ha fior del verde
Dante, Purg., III

Hazme dormir, Señor, en vuestra paz segura,
Entre los brazos de la Esperanza y del Amor.
Corazón de soldado que no supo del odio
Y que por vuestros bienes siempre luchó.

Batallas que sostuvo por una sola Patria,
Por un Rey, (los más bellos que vi bajo los cielos)
Por una Francia de los Borbones; por mis Damas, María,
Juana de Arco y Teresa y el Señor San Miguel

Jamás nuestro París llegó a romper con Roma.
Roma, Atenas en flor, su fruto recogió,
Razón, virtud, belleza, los honores del hombre, 
Los rostros divinos que en mi noche aparecen.

Señor, quién sois ignoro, porque yo también ignoro
Quién es el artesano del vivir y el morir,
Y en el corazón mío cuáles ondas sonoras
Han dicho o contradicho su deseo eternal.

No comprendo ya nada de ese ser de mi ser,
¡Tantos dioses contrarios dispútanlo entre ellos!
Mis huesos alzarán la lápida de los abuelos.
Y cayéndome busco esa misma verdad.

¡Oíd esa necesidad de comprender para creer!
¿Hay un sentido en los vocablos que profiero?
¿Hay tras su laberinto, una puerta de gloria?
Porque Ariadna me falta y de su hilo carezco.

¿Cómo creer ¡oh! Señor, para un alma que arrastra
Un oscuro apetito de las luces del día?
Hazla dormir, Señor, en vuestra paz segura,
Entre los brazos de la Esperanza y del Amor

Charles Maurras,
Clairvaux, junio de 1950


Traducción de Carlos Massini Correas
Mendoza, 1975
en Moenia, n. IV, junio de 1981

El Horror: "Se vienen medidas duras..."

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Un mensaje ideal para los tiempos que corren


Hoy salieron en la prensa las declaraciones del arzobispo peruano Pedro Barreto S.J., ordinario de Huancayo sobre su reciente reunión con el Papa Francisco

¿Quién es monseñor Barreto? Antes que cualquier no peruano o no latinoamericano neocón salga a decir que monseñor Barreto es poco menos que el Cardenal Pie (igual que cuando eligieron el actual Papa), mencionaremos un par datos. Un par, nomás.

1) Monseñor recibió el Premio Anual de Derechos Humanos de la organización no gubernamental  conocida como Coordinadora Nacional de Derechos Humanos en el 2010

Sobre esa organización tratamos ya en nuestro anterior blog, en un post titulado Proféticas Palabras del Cardenal de Lima, hace cinco años ya. El enfrentamiento entre la  CNDDHH y Monseñor  Cipriani es enconado y proverbial. La ONG de marras es quizá el más representativo enemigo del Cardenal en el mundo de la progresía peruana. Actualmente la dirige Rocío Silva-Santisteban,  poeta feminista y abortista, actual novia del sacerdote defroqué Marco Arana, inminente candidato presidencial de todas las izquierdas radicales peruanas. La CDNHH es una institución partidaria de la legalización del aborto y prohomosexualista (tiene entre sus  miembros al MHOL, movimiento homosexual de Lima, famoso por sus intentos de hacerkiss in frente a la Catedral de Lima y por sus agresivas protestas llenas de insultos frente a la Nunciatura Apostólica)

Demás está decir que a Monseñor no se le movió ni el solideo al recibir tamaño premio de tamaña institución. 

2) Cuando después de cuarenta años de pesadilla heterodoxa, las Prelaturas del Sur andino pasaron a ser gobernadas por mitras más potables, se puso en regla -como debe de ser- el Seminario, devastado por toda suerte de modernismos alla Küng, acedias e irregularidades. ¿A que no adivinan dónde fueron a parar los seminaristas expectorados? 

Pues al seminario de Huancayo, que está bajo el ahora paradójico patrocinio de San Pío X. 

Sin más prólogos, acá está la nota mencionada, acompañada por notas sacristanescas en rojo:

Respondió con cautela. El arzobispo de Huancayo, Pedro Barreto Jimeno, durante su primer encuentro con la prensa, tras su retorno de Roma donde se entrevistó con el Papa Francisco, señaló que en los próximos meses la iglesia mundial sería remecida con decisiones que alcanzarían, no solo a los altos cargos de la curia romana, sino también a puestos eclesiales tanto en América y en el Perú.(No es el primero en decir esto. Hubo una plétora de rumores desde hace unas semanas, especialmente con respecto al asunto de la PUCP)

"Hay que rezar mucho, porque en los próximos meses el Papa estará tomando decisiones muy duras al interior de la iglesia y esto supone que no va quedar solamente en bonitas palabras", dijo Barreto Jimeno.(Eso sí: a rezar)

Consultado sobre sus posibilidades para convertirse en el nuevo cardenal del Perú, respondió: "Yo quiero vivir y morir en Huancayo, y no hemos hablado nada de eso con el Papa, pero si él dice otra cosa obedeceré con humildad".(Esto suena a pregunta de periodista oficioso con guión previo.¿Qué periodista común y corriente podría simplemente "imaginar" que el prelado de una diócesis de segunda fila del Perú podría conseguir el capelo? Quizá sólo uno que se "ha enterado" que Monseñor Barreto es "muy cercano" al Pontífice...)

Trascendió que los cambios anunciados por el Papa y que afectarían directamente a la iglesia peruana, ocurrirían en el mes de octubre. En ese sentido se supo que el cardenal Juan Luis Cipriani, habría perdido la confianza papal por los conflictos judiciales con la Universidad Católica por la posesión de bienes y su decisión de no permitir la enseñanza de teología en dicho centro. (Suena a "trascendido" de 'insider', también)

Pedro Barreto, dijo que ante todo el Papa quiere una iglesia austera. "Pobres, pero honrados".

Monseñor Pedro Barreto tiene 9 años como arzobispo de Huancayo y ocupa diversos cargos en el Perú y Latinoamérica. Es miembro del "Pontificio Consejo de Justicia y Paz" del Vaticano.


(PS.: Solo queda rezar la Oración Abrasada de San Luis María Grignion de Monfort, especialmente esta parte:  Acordáos, Señor, de esta comunidad en los efectos de VUESTRA JUSTICIA. TEMPUS FACIENDI DOMINE, DISSIPAVERUNT LEGEM TUAM: Ya es tiempo de hacer lo que habéis prometido. Violada está vuestra divina ley; abandonado vuestro evangelio; torrentes de iniquidad inundan toda la tierra y arrastran a vuestros mismos siervos. Desolada está la tierra, la impiedad se asienta en los tronos, vuestro santuario es profanado, la abominación está en el mimos lugar santo. ¿Lo dejaréis todo así abandonado, justo Señor, Dios de las venganzas? ¿Todo llegará a ser como Sodoma y Gomorra? ¿Os callaréis, siempre? ¿Seguiréis soportándolo todo? ¿No es preciso que vuestra voluntad se haga en la tierra como en el cielo, y que venga a nosotros vuestro reino? ¿No habéis mostrado de antemano a algunos de vuestros amigos una futura renovación de vuestra Iglesia? ¿No han de convertirse los judíos a la verdad? ¿No es lo que espera la Iglesia? ¿No os claman todos los santos del cielo justicia: Vindica? ¿No os dicen todos los justos de la tierra: AMEN, VENI DOMINE; Venid, Señor Jesús? Todas las criaturas, hasta las más insensibles, gimen bajo el peso de los innumerables pecados de Babilonia y piden vuestra venida para restaurarlo todo. ONMIS CREATURA INGEMISCIT, etc..)

Respuesta a un amigo

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Un debate pintoresco


Un buen amigo y vecino de quiosco en la blogósfera ha lanzado una serie de preguntas al aire a sus amigos tradicionalistas. Más que serie, podemos considerarla como una ráfaga, una ráfaga de disparos disímiles, abigarrada y desordenada (pues mezcla elementos pastorales con doctrinales, accidentes opinables con elementos sustanciales de concepto) exasperada en algunas partes (las preguntas, por su misma forma, están cargadas de contenido, no siendo tan claro el propósito de verdaderamente saber la respuesta, sino de realizar asunciones, acompañadas de alusiones gratuitas   y argumentos caricaturizados-“¿y les seguimos gritando cosas en latín muy precisas?”-,obviedades algo pueriles solo comprensibles como recursos retóricos gratuitos: -“¿Se equivocó esta vez Dios? Si es así no es Dios”-); sin embargo, en los tiempos que corren, son estas preguntas de los más sinceros e incluso “alturados”(¡guarden con el feologismo!) reparos que se hacen, por estos lados, a los católicos que, queriendo solamente conservar en su integridad la fe de sus ancestros, manifiestan su perplejidad y rechazo a las innovaciones de signo revolucionario que “por alguna grieta penetraron en la Iglesia de Dios” (Paulo VI) hace cierto tiempo y de las que el presente pontificado no es más que la culminación.

Porque de un tiempo a esta parte parece que estamos en open seasonpara matar mensajeros. De manera similar –mutatis mutandis- a la forma cómo reaccionaban algunas autoridades o figuras eclesiásticas e incluso simples fieles respecto a las antiguas travesuras de Marcial Maciel o a  los primeros conatos de maldades tremendas contra sextum en Irlanda o en instituciones religiosas de nuevo cuño, pareciera ser que el escandaloso es el que denuncia el escándalo, no el que lo comete.  Y como sabemos, escándalo quiere decir piedra de tropiezo. Imaginémonos que en medio de un camino en la noche más oscura, vemos con nuestras linternas –linternas que conservamos a pesar de las voces de algunas autoridades que, contra todo derecho, nos ordenaron apagarlas- cómo alguien pone una piedra en el camino, un skandalos que hará que los viandantes se tropiecen. Gritamos: ¡Hay una piedra de tropiezo! ¿Quién podría acusarnos de escandalosos? Quizá solo los muy malvados –que quieren que la gente tropiece- o los muy tontos –que, por haber sido manipulados en su sensibilidad por los primeros, sienten “pena/dolor/asco/rechazo/sentimiento-de-culpa” ante cualquier verdad gritada por voces ajenas en medio de la noche y reaccionan con violencia (es decir, sin orden) -. Hasta aquí el fin de esta parábola. Probablemente hemos de volver a ella en el transcurso de  nuestras respuestas.

No es, aparentemente, ese rechazo violento y sentimental  el caso de Roncuaz. Nos atenemos a su intención explícita: “Ni retórica ni trampa, intento sólo hacer preguntas sinceras”. Conocemos, además, su usual buena voluntad, así que comenzamos a responder. Aunque es una tarea difícil –precisamente por su abigarramiento- dividiremos las múltiples preguntas en bloques que compartan un sentido similar, en la medida de lo posible.



¿Cómo debe ser la Iglesia de hoy según tú?


La pregunta misma se resiente de un espíritu secularista e incluso comercial. Parece la pregunta del  focus group de algún producto o la encuesta previa de un sínodo de obispos relativistas. O un FODA. Porque el “según yo” o el “según tú” no tienen sentido respecto a lo que “deba ser la Iglesia hoy”.

La Iglesia es la misma, ayer, hoy y siempre. Y su deber es rendir el culto perfecto a Dios y salvar las almas (a través de ese culto, que es la oblación perfectísima del Hijo al Padre, a través del Espíritu Santo). Lo que uno quiera o piense al respecto no altera esta realidad.

Evelyn Waugh, ese novelista católico genial, describía cierto pensamiento de Guy Crouchback, personaje principal de la trilogía entre épica y satírica Espada de Honor:Algunas veces se imaginaba acolitando la última Misa del último Papa en una catacumba en el fin del mundo”

Al margen de las imaginaciones y gustos particulares (algunos de ellos muy particulares) de Guy, podemos repetir lo que dice fray Antonio Royo Marín – uno de los mayores teólogos del siglo XX, tristemente olvidado por no acoplarse a los nuevos vientos soft en teología- “Una sola misa da más gloria a Dios, que toda la gloria que le dan los ángeles y los santos, incluida la Santísima Virgen, por toda la eternidad”.

Esa Misa en la catacumba es la Iglesia: ayer, hoy y siempre.


¿Cómo llegar a personas que ya no tienen la más remota idea de metafísica, de símbolos sagrados, de liturgia, de sillas gestatorias? ¿Los abandonamos sin más y les seguimos gritando cosas en latín muy precisas pero que no entienden? ¿De qué se trata eso de ser griego con los griegos y romano con los romanos?

Preguntas cómo “llegar” a ciertas personas que no tienen “ni la más remota idea”, ignorantes o degradadas. Pues permíteme darte una respuesta “innovadora”: se “llegará” a ciertas personas como siempre lo ha hecho la Iglesia.

Recordemos que los francos eran un pueblo seminómade “sin la más remota idea de metafísica, de liturgia y de sillas gestatorias” y acabaron convertidos –en relativamente corto tiempo- en aquella nación a la que le cupo el honor de ser llamada “la hija mayor de la Iglesia”. Cuando San Remigio llevó a Clodoveo, ya catecúmeno, a la catedral, el rey, fascinado hasta casi la inconsciencia, le preguntó: “¿Ya estamos en el cielo?” Si San Remigio le hubiera celebrado una misa al aire libre, coram populo, en vernáculo y bajo un árbol druida, tratándole de mostrar la continuidad entre la fe cristiana y el “proyecto ancestral”(sic), es decir, el paganismo (como fue la expresa intención –y con las mismas palabritas- de los que implementaron la reforma litúrgica en África (Informationes Catholiques Internationales, n. 577, p. 38, 15 de agosto de 1982, y n. 279, p. 7, 1 de enero de 1967, más detalles en AMERIO, Romano, Iota Unum, cap.38. ). ; probablemente los resultados de su apostolado no hubieran sido tan entusiasmantes.

Citemos a José Carlos Mariátegui, que es insospechable de cualquier prurito “ultraconservador”:” El catolicismo, por su liturgia suntuosa, por su culto patético, estaba dotado de una aptitud tal vez única para cautivar a una población que no podía elevarse súbitamente a una religiosidad espiritual y abstractista. (…) "Los indios vibraban de emoción –a este punto hace suyas las reflexiones de Emilio Romero - ante la solemnidad del rito católico. Vieron la imagen del Sol en los rutilantes bordados de brocados de las casullas y de las capas pluviales; y los colores del iris en los roquetes de finísimos hilos de seda en fondos violáceos. Vieron tal vez el símbolo de los quipus en las borlas moradas de los abates y en los cordones de los descalzos.”

Antes que nos preguntemos dónde anda la liturgia suntuosa,  las casullas, los roquetes y las borlas moradas, es de destacar que los andinos –en una escala aun mayor que la de los francos expuestos en cierta medida al contacto con el Imperio Romano- no tenían ni media idea de metafísicas y sillas gestatorias. Pero mira tú cómo llegó la Iglesia a sus corazones, no a pesar de las metafísicas, los símbolos y las sellas gestatorias, sino precisamente debido a ellos.

Porque la Iglesia, mi estimado amigo, es la levadura de los pueblos. Los eleva de la barbarie y de la ignorancia; y así crea culturas y civilizaciones. ¿Qué se ha sacado con la inculturación  de los últimos años? ¿Con el aggiornamento? ¿Con la juvenilización? ¿No habrá sido una mundanización y un empobrecimiento de la Iglesia, que terminó por no agradar a nadie, empezando por el mismo Dios, Nuestro Señor?

Para terminar con estos ejemplos, ¿te acuerdas de la ceremonia del té, núcleo de la vida social japonesa? Pues el que la compiló en su forma actual,  Sen no Rikyu (s.XVI) estaba casado con una católica y quedó hondamente impresionado por la gestualidad sacral y silenciosa de la misa rezada  (que no solo es en latín, sino en  susurro)  y de ahí extrajo influencias para la codificación de la ceremonia. ¡Mira tú qué “capacidad” para “evangelizar la cultura” tenía esa Iglesia, que según la caricatura burda que algunos gustan de presentar, era una “bastilla encerrada que negaba la salvación al resto de personas” o que “gritaba cosas muy exactas en latín a la gente”!

¡Gritar cosas muy exactas en latín a la gente!…No recuerdo cuándo haya hecho eso la Iglesia; pero en el baúl de caricaturas todo cabe. Hace algún tiempo, dijo el Cardenal Ravasi, “ministro de cultura” de la Santa Sede, a raíz de la inauguración de una obra pontificia dedicada al cultivo de la latinidad, la siguiente boutade: “Ante todo comencemos por pedir a los llamados “tradicionalistas” que retornen a estudiar el latín, porque muchas veces ellos quieren que las misas sean en latín pero probablemente conocen poco la lengua.” 

Al margen de que siempre es grato que a uno lo inviten a aprender cosas valiosas, la candidez del Cardenal impresiona. Candidez, digo, porque podríamos atribuirle cierta malicia, pero mejor no. No es necesariosaber latínpara “querer que las misas sean en latín”, ni es imprescindible. Es indiferenteSanta Rosa de Lima, San Martín de Porras, San Benito José de Labré (el mendigo santo de Roma) y un sinnúmero de santos, analfabetos incluso, pudieron ser totalmente tradicionalistas (en el sentido de “querer la misa en latín” y rechazar la Revolución en el orden temporal) sin saber latín.

Porque ser “tradicionalista” no significa tener un carisma especial re-evangelizador del mundo, que sea una lectura más perfecta del Evangelio (el peculiar “honor” de creerse eso –en confianza- corresponde más bien a los nuevos movimientos eclesiales, que, hasta sus estrepitosas caídas, siempre reivindicaron un no-sé-qué de adanismo y originalidad).

El “tradicionalismo” se resume en el siguiente epigrama, común en la Francia de los 70s cuando la persecución arreciaba, crudelísima e implacable, por parte de los obispos progresistas:

“Rezamos como ustedes rezaban,
adoramos como ustedes adoraban,
creemos lo que ustedes creían,
defendemos lo que ustedes defendían,
si estamos equivocados,
ustedes lo estuvieron”

¿Qué pasó, entonces? Vino la modernización por decreto autoritario y empezó la guerra civil en la Iglesia que dura hasta el día de hoy. Pero eso lo veremos más adelante.

Cabe recordar, querido amigo, que la lengua latina fue usada por la Iglesia para la adoración a Dios en la liturgia y para la reflexión filosófica, teológica y canónica. Pero en la lectura del evangelio y la epístola en la misa, en la predicación (Santo Tomás de Aquino tiene sermones en napolitano), en la difusión de la doctrina, en la apologética  e incluso en la música y  literatura de intención evangelizadora usó, promovió, estudió y difundió el vernáculo. ¿A quiénes les debemos las gramáticas de los vernáculos más extraños  y aislados del mundo? ¿Del tupi, del quechua, del tagalog, del iroqués? Pues a frailes contrarreformistas y tridentinos, que jamás hubieran osado rezar el canon en español –ni aun por “obediencia”-, pero que para todo lo demás (incluso deliciosos sainetes teatrales barrocos o himnos marianos como el Hanaq Pachac) enriquecieron y convirtieron en lenguas literarias e incluso científicas a las más intrincadas lenguas del país.

Para citarte un ejemplo más contemporáneo: Monseñor Lefebvre, como sabemos, estudió en el Seminario Francés de Roma, dirigido por el Padre Henri Le Floch. Este Seminario era especial, porque se hacía énfasis en la romanitá, lejos de los pruritos jansenistas, galicanos y liberales que cíclicamente asomaban en la Iglesia francesa. Esa formación, puramente escolástica y en latín –que sería considerada ahora como una que no “apela” “a los dinamismos propios de la persona humana” y que carece de una aproximación “antropológica y personalista” a los “retos del mundo actual” para usar algunos de los eslóganes vacíos de mayor curso ahora-, le permitió al padre Marcel, una vez ordenado y ya en tierra de misión,   aprender en poco tiempo fang, la lengua de Gabón, que según apunta un antiguo feligrés suyo en el documental reciente sobre su vida, “hablaba sin acento” y a la perfección.

Así que ni siquiera  Monseñor Lefebvre –a quien podemos considerar como un epítome de “lefebvrismo”- gritó “cosas muy perfectas” en latín a la gente. Quizá sí en fang.

“Que ningún innovador se atreva a escribir contra el uso de la lengua latina en los sagrados ritos (...) ni lleguen en su engreimiento a minimizar en esto la voluntad de la Sede Apostólica.” ¿Quién fue el “lefebvrista” que dijo esto? Pues nada más ni nada menos que Juan XXIII en la Encíclica Veterum Sapientia (1962) ¿Qué fue lo que ocurrió después? Bueno, eso da para mucho más. 

Por último –demostrado como está ya que la “silla gestatoria y los símbolos sagrados” en lugar de espantar a la gente, la atraían y que eso de “gritar cosas muy perfectas en latín a la gente” es totalmente inexacto- permíteme hacer una observación.  Todas las cosas que mencionas, se restringen al ámbito de lo accidental,  importante, pero accidental,   porque si  aún estas tradiciones y doctrinas venerables espantaran a la gente, seguirían siendo igual de defendibles, excelsas y gratas a Dios y por tanto indignas de que cualquier “innovador en su engreimiento” quiera minimizarlas o alterarlas.

¿No se puede dialogar? ¿De qué se trata el diálogo? ¿No se corre el riesgo de quedarse encerrados negando a las personas la salvación? ¿No tienen los no cristianos nada de verdad que se pueda reconocer? ¿Debemos primero tratar de hacer que reconozcan sus errores para después dialogar como si siempre y en todo tuviéramos razón? ¿Crees que alguien dialogaría en esas condiciones?

Claro que se puede dialogar. Y para explicarnos de qué se trata esto del diálogo, nadie mejor que Sócrates, maestro de la buena dialéctica (no la mala, que es la sofística), es decir, la mayéutica, la labor de parto de la verdad. Precisamente la razón de ser del diálogo sería el reconocimiento de los errores, pasar de la doxa –la opinión vulgar, muchas veces signada por la costumbre o la conveniencia- a la aletheia–la definición, la verdad, lo que algo es-. Un diálogo que no apunte a la verdad no tiene razón de ser. Hasta cuando se habla del clima.

Los no cristianos pueden poseer algunas o muchas verdades que se puedan reconocer. Pero son verdades de razón natural, es decir, de índole filosófica. Verdades que puede poseer cualquier ser humano por el uso de su razón, merced del hábito de los primeros principios y de la sindéresis. En ese sentido, se puede y debe aprender mucho de toda sabiduría auténtica donde quiera que haya aparecido. Pero, ¿cuál sería el sentido de un diálogo interreligioso?¿Qué verdades religiosas pueden existir en las religiones falsas? Quizá solo como rudimentos accidentales en medio de sistemas errados, donde incluso su presencia es contraproducente y dañina, pues los vestigios de verdad en sistemas errados están oprimidos y como esclavos del error, haciéndolo más insidioso en cuanto puede confundir a desavisados y contribuir al indiferentismo en una sociedad ya de por sí saturada de relativismo.

Esto no obsta a que nosotros, como laicos particulares, y en el contexto de una conversación cotidiana, podamos conversar de religión con gente acatólica, nunca pretendiendo adecuar o edulcorar la verdad al gusto del marchante, sino viendo en su conversión un bien.

 El problema es cuando se hace del extraño–y en verdad imposible- “diálogo interreligioso” una “necesidad pastoral de nuestros días”,  promovida y fomentada por las más  altas autoridades eclesiásticas (¡los maestros de la fe!) en circunstancias  públicas y aparentemente magisteriales, en que llegan en ocasiones a caer en gestos rarísimos o elogios a la perseverancia en el paganismo, por citar un par de ejemplos.

Fue por su naturaleza ecuménica y multirreligiosa que la Iglesia condenó a la masonería:  “Entre las causas muy graves que han inducido a nuestro predecesor Clemente XII, dice, a prohibir y a condenar las dichas sociedades, y que han sido expresadas en la Constitución más arriba mencionada, es la primera: que en estas clases de sociedades se reúnen hombres de toda religión y de toda secta, lo que puede evidentemente traer los más graves daños a la pureza de la religión católica(S.S. Benedicto XIV, Constitución Apostólica Providas,1751) 

Podría alguien decir que esas condenas a las reuniones interreligiosas son “muy antiguas” y que el mundo ha cambiado mucho desde ese tiempo. Es cierto, ha cambiado para peor. El indiferentismo y el relativismo han llegado a un extremo inimaginable en 1751. Se llega a negar la naturaleza, la familia, la moral en sus fundamentos más básicos. Por eso, si ha de variarse la condena, pues debería hacerse una mayor y más profunda.

Sin embargo, si queremos ver reparos más recientes, pues me quedo con los de nuestro admirado Chesterton,  con respecto a los encuentros interreligiosos: “En una palabra, la torpeza de un congreso de credos es que si se encuentran dos credos absolutos, probablemente van a enfrentarse, y si no se enfrentan, no tiene mucho valor que se hayan encontrado”.  En Asís y en otras reuniones (repetidas a miríadas, a nivel diocesano e incluso parroquial) se pretende acallar las diferencias y resaltar lo que pretendidamente une a los credos en un sentido religioso, incluso llegando a la communio in sacris, condenada otrora.

Por último, remitámonos a la Encíclica Mortalium Animos (1928) de Pío XI, que condena el diálogo interreligioso y el falso ecumenismo y cuya lectura es siempre provechosa, especialmente en los tiempos que corren.   

Podrías decirme que se puede trabajar con la gente de otras religiones en pro de causas como la lucha contra el aborto, el matrimonio homosexual y la inmoralidad pública. Se puede. Pero sería una colaboración en el ámbito cultural y político, no enel teológico ni mucho menos en el “interreligioso”.

¿O sacudimos las sandalias a quien no se rinda ante lo que les decimos?

Quizá te refieras aquí a temas como el celo amargo y el desprecio al prójimo. Nuevamente es un asunto importante, pero no doctrinal ni privativo de los “tradicionalistas”. Prudentes e imprudentes hay en todas partes. Tenemos, felizmente, el ejemplo de Sócrates, modelo de prudencia en el diálogo: era, en ocasiones y siempre con cortesía e ingenio, el tábano de Atenas, picando, cuestionando, ironizando, pero sin insultos ni alusiones personales.

Es interesante la anécdota que cuenta el novelista inglés Maurice Baring sobre su primer encuentro con Hilaire Belloc, personaje instrumental en su conversión. Era, me parece en alguna de esas universidades fancy de Inglaterra, y Belloc acababa de tener un debate público, de esos tan fecundos de aquellos tiempos antes del “hug a tree and kiss a whale” y absolutamente impensables en el Perú, donde hay un pacto infame de hablar a media voz, como diría González-Prada, y otro pacto infame de atacar desaforadamente al otro, como González-Prada, pero que no pasa por la costumbre del debate lógico, con preguntas, moderador y público. Cosas de nuestro viejísimo y preconciliar “agnoscatolicismo” funcional, gastronómico, convenencioso y amiguero

El joven Baring, impresionado por la intensidad y el ingenio de Belloc, se acercó a hablar con él y le expuso las razones de su agnosticismo. ¿Quiso Belloc “rescatar las proposiciones del prójimo”? Simplemente le dijo, con toda serenidad: “Si usted piensa así, muy probablemente acabará yéndose al infierno”.

¿Qué pasó después? Luego de algún tiempo, Baring sería recibido en el catolicismo. Y siempre recordaría esa anécdota tan interesante, llegándole a escribir lo siguiente, mucho tiempo más tarde, al “intolerante” Belloc: “I realise and give thanks for the privilege of having known you; and be sure of this, but for you I should never have come into the Church: you were the lighthouse that showed me the way, the beacon; and once I was there you remained a tower of strength in times or moments of difficulty, and we both agree that that is the only thing that matters.”

The only thing that matters.

Acusas al Papa Francisco de dialoguismo ¿Cómo debería hacer su labor pastoral? Más allá de las cosas discutibles o ambiguas que pudo decir o hacer ¿No hay en la ruptura con el Papa un olor a sectarismo?

¿Qué es dialoguismo? No tengo idea de lo que pueda ser y no recuerdo haberlo mencionado.

Acuso, eso sí, al Papa Francisco de relativismo filomodernista. Aunque ya lo tratamos en otra ocasión, creo que es menester repetir ese punto y contextualizar esta acusación.

Veamos una de las múltiples afirmaciones innovadoras de la entrevista a La Civiltá Cattolica:

“Un cristiano restauracionista,legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada. La tradición y la memoria del pasado tienen que ayudarnos a reunir el valor necesario para abrir espacios nuevos a Dios. Aquel que hoy buscase siempre soluciones disciplinares, el que tienda a la “seguridad” doctrinal de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una ideología entre tantas otras. Por mi parte, tengo una certeza dogmática: Dios está en la vida de toda persona. Dios está en la vida de cada uno."

En medio de la confusión monstruosa que invade a la Iglesia, en medio de la ignorancia religiosa que afecta a miembros de la Iglesia, incluso a jerarcas, en medio de toda la turbulencia relativista y deshumanizante de este mundo, el Papa se niega a ofrecer seguridad doctrinal y soluciones disciplinares a los múltiples escándalos y herejías.

La función de la autoridad papal es definir la doctrina y gobernar la Iglesia, apacentando a las ovejas y protegiéndolas del lobo, que es el Padre de la Mentira y de la Herejía. Por tanto, aquí pareciera que el Papa anula y niega la función papal que es precisamente dar seguridad doctrinal a los creyentes.

Además, con respecto a su aserción de que Dios está en la vida de toda persona, pues es -como tantas otras cosas de este Papa- cierta y falsa. Cierta, en cuanto que la gracia actualpuede llegar a cualquier hombre, aun a un no bautizado. Pero es un don especial de Dios temporal y pasajero, que mueve la inteligencia y la voluntad del hombre, que luego, voluntariamente, elige. Falsa, en cuanto el pecado mortal expulsa a Dios del alma y por tanto no está en la vida de todapersona, por lo menos no en su vida presente (y el Papa usa el tiempo presente). Cierta, en el viejo sentido de mi manual escolástico, de que Dios está presente en todas las cosas (incluidas las personas), por presencia, por potencia y por esencia. Falsa, en cuanto a la doctrina central de la nueva teología: la confusión de orden natural y sobrenatural, suponiendo el primero necesariamente al segundo; desde esta perspectiva, el punto de la Gaudium et Spes (22) en que se dice que  Cristo "se ha unido de cierto modo a todo hombre" se interpreta como que la humanidad -creyente o no creyente, pía o impía- está salvada por el hecho mismo de ser humana y tomar conciencia de ello; Dios mora en su vida y por eso no podría condenarse. Esa es la conclusión a la que arriba el Cardenal Siri al final de Gethsemaní, su libro sobre la nueva teología, donde critica a De Lubac (cuyo nombre y figura es evocada al inicio de esta entrevista): la nueva teología lleva a una deificación del hombre. ¿Cuál es el sentido de la expresión del Papa? ¿El falso o el verdadero (que, dicho sea de paso, es de tal obviedad para alguien con rudimentos en catecismo y filosofía que no tendría mucho sentido decirla en una entrevista donde se revela todo un programa de pontificado, además de una confesa “visión dinámica y evolutiva)”? Yo creo que viendo sus gestos (que son gestos voluntarios e intencionales y expresan una visión del mundo), leyendo el resto de la entrevista y la conversación con Scalfari y las múltiples perlas del libro “oficial” del Papa cuando era arzobispo de Buenos Aires (elogio de los marxistas, críticas a las movilizaciones en defensa de la familia, ataque a la tradición y defensa de ¡las utopías abstractas!),  podemos llegar a cierta conjetura verosímil. Pero nunca lo sabremos a ciencia cierta, porque el Papa no nos querrá dar ""seguridades doctrinales" ni siquiera de su propio pensamiento e intenciones, porque, como dice en la entrevista "El jesuita debe ser persona de pensamiento incompleto, de pensamiento abierto" (sic). Y a esa frase tan ambigua y malsonante, el Papa le llama "certeza dogmática".

Dios dio a Pedro el Papado para que confirme y guarde a sus hermanos en la Fe. No para que tengamos un enfant terribleque se pase la vida haciendo travesuras(obviamente si queremos hacer una interpretación benignísima de sus dichos y actos, algo falsificadora) y que requiera que otras autoridades de la Santa Sede -supongo que serán los Papas del Papa- lo interpreten y lo definan en sentido más potable. Eso es grotesco.

Y eso que estamos acá hablando del "mejor de los casos". Y respecto al mejor de los casos, me tomo la libertad de transcribir una carta muy interesante del beato Pío IX, Per tristissima (1873), donde habla de los católicos liberales, siempre dispuestos a retroceder al límite de lo "rectamente interpretable" y aun así venderse como irreprochables: "Esta clase de gente es, sin duda alguna, más peligrosa y dañina que los enemigos declarados, porque sin llamar la atención y sin, tal vez, ponerse en guardia, se prestan a las maniobras de estos últimos. Por otra parte, manteniéndose de este costado del límite de opinión netamente condenado,dan la impresión de una irreprochable probidad doctrinaria y atraen a los imprudentes amantes de la conciliación, engañando a la gente honesta que rechazaría un error declarado. Es así como dividen los espíritus, rompen la unidad y debilitan las fuerzas que deberían oponerse unidas al adversario.

Aun  en el mejor de los casos, estos dichos y hechos serían seriamente reprensibles. En otros tiempos, donde no había twitter ni redes sociales ni poderes anticristianos globales ni eterna tergiversación por la estupidez contemporánea, el papa  San León Magno se dio cuenta de estos peligros, en carta a Proterio: “Porque los enemigos de la cruz de Cristo nos acechan en todo, en las palabras y aun en las sílabas, no les demos la más ligera ocasión para que mientan diciendo que concordamos con el sentir nestoriano.”

Asumes gratuitamente que señalar estas circunstancias tan claras y evidentes es “una ruptura con el Papa”. Todo lo contrario, es por amor al Papado y a la Iglesia que se deben señalar estas cosas. Hasta el mismo Francisco, en su llamada telefónica al periodista tradicionalista Palmaro, le agradeció por las críticas, diciendo que las necesitaba.

Por tanto, ni ruptura ni sectarismo.


¿No estás de alguna manera cebándote en los errores de tu Pastor (tengo entendido que sigues en comunión con él) corriendo el riesgo de escandalizar a los débiles?  ¿O no es Francisco un Papa legítimo, elegido por los Cardenales elegidos por el mismo Benedicto XVI? ¿No hay intervención del Espíritu Santo en esta elección? Y si no la hay ¿La hubo en la de Pio XII, Pio X, etc., que fue la misma modalidad? ¿Se equivocó esta vez Dios? Si es así Dios no es Dios. Nada justifica posibles errores "materiales" del Papa, eso queda claro pero ¿No sería prudente tal vez callarlos y esperar en lugar de ver en cada gesto algo de masonería o cosas por el estilo?

La asistencia del Espíritu Santo a la Iglesia es una verdad de fe. Y esa asistencia se da en toda la vida de la Iglesia. En el caso del cónclave –que no es más que una forma jurídica particular de elección papal, pues antes las hubo de variada forma- esa asistencia no se manifiesta en una suerte de posesión “angélica” o arrebato carismático que lleva a las personas a actuar sin libertad y de forma infalible. Como en todo, somos siempre causas segundas. La historia demuestra la forma cómo algunas personas, Papas legítimos, fueron elegidos por motivos no tan angélicos ni tan espirituales (¿el nombre Marozia y siglo de hierro no nos hacen sonar alguna campana?); cómo hubo Pontífices que no estuvieron a la altura de su sagrado oficio, sea por inmoralidades o por no haber defendido la fe,  por coacción o espíritu de componenda. Vienen a la memoria los casos de Liberio, que excomulgó a San Atanasio por defender la ortodoxia y firmó el credo semiarriano de Sirmium, donde, ambigüedad de por medio,  procuraba alcanzar una fórmula de consenso con los arrianos; de Honorio, que contemporizó con los monoteletas, silenciando y oprimiendo a San Sofronio, defensor de la Ortodoxia, y que, después de su  muerte, sería excomulgado por el Papa San León II, que no se arredró en anatemizar:  “...también Honorio que no ilustró esta Iglesia apostólica con la doctrina de la tradición apostólica, sino que permitió por una traición sacrílega que fuese maculada la fe inmaculada”. (Denzinger 563). Todo esto mientras el Espíritu Santo asistía a la Iglesia.

Ahora, querido amigo, considerar que por la existencia de un Papa indigno pueda colegirse que Dios no es Dios, “porque se equivocó”, es algo totalmente descabellado y pueril.

La Iglesia reza en las letanías la siguiente invocación: “que te dignes conservar en la Santa Religión al Señor Apostólico –el Papa- y a todos los órdenes de la jerarquía eclesiástica”. Eso quiere decir que podría no ser así, podría un Papa o un jerarca eclesiástico no conservarse en la Santa Religión.

Parece, por cierto punto de tu pregunta, que estás de acuerdo conmigo en que Francisco en ocasiones dice malsonancias o errores, pero que a lo mejor uno no es prudente y debería callar estas cosas para no “escandalizar a los pequeños”. En este punto me remito a la historieta que puse líneas arriba: no escandaliza el mensajero sino el que comete el escándalo.

Y te pregunto: ¿no estaría mal que esos errores y malsonancias sean repetidos por otras personas, sean seglares o sacerdotes? ¿No redundarán los gestos desacralizantes en las ya de por sí muy desacralizadas liturgias y parroquias del mundo? ¿No será aun ese efecto mucho más grave por tratarse de una autoridad que debería enseñar, dar buen ejemplo y corregir los abusos y herejías que a veces parecen rebasarnos y que se encuentran impunes e incontestadas en su generalidad de un buen tiempo a esta parte? ¿No será, más bien,  un acto de caridad advertir a la gente que, por más que sea el Papa, seguirlo en estos puntos sería incurrir en un error?

Decía Santo Tomás de Aquino, basándose en su análisis del factum antioquenum “Habiendo peligro próximo para la Fe, los prelados deben ser argüidos incluso públicamente por los súbditos”. (Suma Teológica, II-II, 33, 4-2). Cayetano va en el mismo sentido: “Sería necesario resistir a un Papa que destruyera a la Iglesia (…) De lo contrario, ¿por qué decir que la autoridad ha sido dada para edificar y no para destruir (II Corintios, 13,10)? Contra un mal uso de la autoridad, se emplearán los medios apropiados, no obedeciendo en lo que está mal, no buscando agradar en ello, no callándose al respecto, reprendiendo, invitando a las autoridades a hacer los reproches necesarios, a ejemplo de San Pablo y según su precepto(De comparatione auctoritaris papae et concilii, n. 412)

Desde San Pablo hasta San Bruno de Segni, desde San Atanasio a San Norberto de Magdeburgo, no han faltado quienes, por caridad, no vacilaron en enfrentarse a Papas dañinos, exigiéndoles  la defensa de la Fe y de los derechos de la Iglesia.

Hablas de “escandalizar a los débiles”. Al contrario, los débiles se escandalizan al ver cómo la traición, la herejía y el relajamiento moral de clérigos, consagrados y religiosos se ha multiplicado en los últimos años, en una situación de indisciplina no vista, por lo menos, desde el Concilio de Trento, sin que ninguna medida sea tomada o siendo las medidas tomadas absolutamente insuficientes; se escandalizan y los “oficialistas” y “bien pensantes” no pueden explicarles qué pasó, constreñidos como están por el eslogan vacío y mundano de “estamos en el mejor tiempo de la Iglesia”(Franciscus dixit) o en  franca negación. Pero –y eso lo digo por experiencia apostólica- cuando uno reconoce la crisis de la Iglesia, la diagnostica y señala sus causas probables, el débil crece en la Fe, que se hace sobrenatural, como la del Buen Ladrón, y reconoce en la Iglesia en nuestros días, crucificada en medio de su Pasión, a la Iglesia de Cristo. El mundano, el hombre carnal que se alimenta de “éxitos” superficiales y palpables,  jamás podría hacerlo. Porque busca salvar siempre las apariencias. Y esas apariencias lo llevarán probablemente a abrazar –Dios no lo quiera- a la Gran Iglesia de la Apariencia, que irá emergiendo en los tiempos en que aparezca, en palabras de Donoso Cortés, “el colosal Imperio demagógico, dirigido por  un plebeyo de satánica grandeza,  que será el Hombre de Pecado”. (Carta al Cardenal Fornari) 

Lo que si he podido comprobar es el temor a escandalizar a los fuertes, pero a los fuertes según el mundo. Varias personas –y eso lo sabes bien- piensan en estos temas como los “tradicionalistas”, pero tienen miedo de decirlo públicamente, porque temen el acoso y el insulto de los católicos bienpensantes, que, a pesar de que el mundo todo colapsa, están ufanamente a cargo de algunas estructuras económicas o administrativas de la Iglesia en nuestros países latinoamericanos.  Y así, estos fieles temen alzar la voz ante los abusos, por temor a contristar a los dueños de la pelota.   Ese miedo a “hacerse mala sangre” los lleva a coincidir explícitamente con uno en lo privado, pero luego no sólo a callar en prudencia, sino a manifestar en público lo contrario de lo que dicen privadamente. Eso se llama hipocresía. Pero su culpa es morigerada por el temor. Temor a perder un status o amistades o a tener complicaciones económicas más serias, pero temor al fin y al cabo. 

¿Son sus gestos de caridad fingidos y parte de la parafernalia mediática dentro de un programa de destrucción de la Iglesia por dentro? ¿Tienen todas sus palabras un sentido mundanizante, vulgarizante, plebeyista?

No lo sé. Tú me dirás. No sé por qué  pero creo que por la manera de formular esta primera pregunta, tú sabes ya la respuesta.  Respecto de la segunda, es obvio que no todo lo que dice necesariamente es mundanizante, vulgarizante o plebeyista. Cuando dice algo mundanizante, vulgarizante y plebeyista, sus palabras tienen un sentido mundanizante, vulgarizante y plebeyista. Cuando no dice algo así, pues no. ¿Es tan difícil de comprender? ¿O nos hemos acostumbrado a las soluciones geométricas, donde o todo es bueno o todo es malo, por defecto y decreto, sin ir a los casos particulares ni a la demostración?

¿No está tratando de seguir, con sus luces, muchas o pocas, la línea del Concilio Vaticano II y en comunión con su antecesor (como lo muestra su primera encíclica)? ¿Es el Concilio Vaticano II un error? Si lo es ¿Por qué este sí lo es y los anteriores no? ¿No tiene nada de verdadero o de santo? ¿Es un error en sí mismo hablar de democracia? ¿La libertad religiosa como se entiende en la Nostra Aetate es una herejía formal?

Nuevamente el espíritu geométrico. Como sabes, el Concilio Vaticano II, fue un concilio pastoral, cuyo objetivo –expresado en Gaudet Mater Ecclesia el documento que lo convocó-, fue aggiornar la Iglesia para poder así dialogar con el hombre moderno. A primera vista puede parecer un poco extraño ese programa, pues la Iglesia siempre se aggiornó y no tuvo necesidad ni de bombos ni de platillos ni de grandes partos de los montes para hacerlo. Y la Iglesia de 1962 no era una bastilla vacía o un elefante blanco. Todo lo contrario: bullían los seminarios de vocaciones, las iglesias con fieles, los movimientos laicos, la militancia católica y la reflexión filosófica y cultural conocían una libertad y un esplendor nunca antes vistos (y eso lo admitía el mismo documento, al constatar que la Iglesia por fin vivía una época de relativa paz) . Era la Edad del Diamante de la escolástica, con Gilson, Garrigou-Lagrange, Maritain, De Konnick, Meinvielle. Habían vuelto a aparecer, después del siglo XVIII, estados católicos en Europa Occidental, no solo nominales, sino con una estructura política y social de índole contrarrevolucionaria y socialcristiana: España y Portugal –cosa difícil de imaginar por los “progresistas” y los católicos liberales del siglo XIX-. Las semillas sembradas por el intransigente, ultramontano y antiliberal beato Pío IX empezaban a dar fruto. Seguía habiendo pecado en el mundo, obviamente, y existían corrientes disidentes dispuestas a tomar el control. Pero, en fin, dándole el beneficio de la duda a esa extraña misión, la cosa no pintaba tan mal. ¿Qué fue lo que desvió el Concilio, entonces?

En primer lugar, el Pacto de Metz, un evento histórico incontrovertible, que significó la negociación por parte del Cardenal Tisserant, en representación de la Santa Sede, de un pacto con la Iglesia Ortodoxa Rusa, para asegurar su participación a título de observadora en el Concilio, con la condición de que no se condene el comunismo soviético. La principal amenaza en aquel tiempo, teniendo cautiva y perseguida a la iglesia en  Europa Oriental y Asia. La principal monstruosidad filosófica, política y moral aparecida en el mundo desde el abrupto fin del Concilio anterior (1871). Y la principal asamblea de la Iglesia universal después de esa fecha  momento no dijo nada al respecto

En segundo lugar, tenemos la destrucción de los esquemas de las comisiones preparatorias, preparados con sosiego, tino y sana doctrina por el Cardenal Ottaviani, que fueron echados literalmente a la basura, luego de la extemporánea y antirreglamentaria intervención del Cardenal Liénart (Amerio la llama con razón la “ruptura de la legalidad conciliar”). Se prepararon nuevos documentos, esta vez bajo la égida de famosos peritos como Rahner, Congar y Küng, algunos de los cuales habían estado antes sancionados por sospecha de ser adictos a la nueva teología. Pareciera que, al igual que ocurrió durante la Revolución Francesa, se vaciaron las cárceles y los reos fueron puestos de jueces.

¿El resultado?

Una constitución como la Gaudium et Spes que, según un teólogo alemán, que participó en el Concilio como perito, llamado Joseph Ratzinger, presenta una "visión irreal del hombre", "una descolorida visión de la libertad humana", basada en una "lectura ahistórica de la Escritura" y que en muchos lugares cae en una "total terminología pelagiana" (cita de un ensayo de 1968, en Ratzinger's Faith, de Tracey Rowland, p. 38, un encomiástico libro que no tiene nada de tradicionalista, por una autora que aparece frecuentemente en EWTN, tomé la cita de aquí) Que en el punto 12 lanza un quodammodo que está en la mesa y servidito para ser malinterpretado por …¿quiénes? bueno, por los peritos neomodernistas que allí lo pusieron. Que en el punto 22 revela un antropocentrismo que parece contradecir implícitamente a Santo Tomás de Aquino ¡y a la misma Escritura!

Con respecto a la libertad religiosa, la declaración conciliar que la promueve no es la Nostra Aetate (que también “tiene su historia”, horrorosa pero menos grave) sino la Dignitatis Humanae. Revisemos el magisterio previo. Cito al Padre Gleize:

“La doctrina sobre la libertad religiosa, tal como se la presenta en el punto nº 2 de la Declaración Dignitatis humanae contradice las enseñanzas de Gregorio XVI en Mirari vos y de Pío IX en Quanta cura, como así también las del Papa León XIII en Immortale Dei y las del Papa Pío XI en Quas primas. La doctrina sobre la Iglesia, tal como se la presenta en el punto nº 8 de la constitución Lumen gentium contradice las enseñanzas del Papa Pío XII en Mystici corporis y Humani generis. La doctrina sobre el ecumenismo, tal como se la presente en el n° 8 de Lumen gentium y el n° 3 del decreto Unitatis redintegratio, contradice las enseñanzas del Papa Pío IX en las proposiciones 16 et 17 del Syllabus, los de León XIII en Satis cognitum, et los del Papa Pío XI en Mortalium animos. La doctrina sobre la colegialidad, tal como se la presenta en el nº 22 de la constitución Lumen gentium, incluyendo el n° 3 de la Nota praevia, contradice las enseñanzas del Concilio Vaticano I sobre la unicidad del sujeto del poder supremo en la Iglesia de la constitución Pastor Aeternus”.

Por lo menos aquí se abre un gran debate totalmente legítimo. Por lo menos. Y gentes para nada caricaturizables como tradicionalistas paranoicos que viven en cuevas, como monseñor Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Karaganda en Kazajistán y monseñor Brunero Gherardini, canónigo de la Basílica de San Pedro y decano emérito de la Facultad de Teología de Letrán, la universidad del Papa, han solicitado una clarificaciónsolemne del Concilio, pues ya quedó de sobra demostrado –para ellos- que el problema no es solamente la mala interpretación sino  los textos mismos.Pero Roma hace oídos sordos.

Y eso hasta lo admitió el Cardenal Walter Kasper en un artículo de este año en el Osservatore Romano: la ambigüedad calculada con la que fueron redactados los documentos. Ralph Wiltgen nos cuenta el testimonio del perito holandés Schillebeeckx al respecto: “Ya en la segunda sesión, escribía el P. Schillebeeckx, él le había dicho a un peritus en la Comisión Teológica que lamentaba ver en el esquema [sobre la Iglesia] lo que parecía ser la opinión liberal moderada sobre la colegialidad; personalmente, él era partidario de la opinión liberal extremista. El peritus había replicado: "nos estamos expresando de forma diplomática, pero después del Concilio extraeremos las conclusiones explícitas del texto". (Edward Schillebeeckx, De Bazuin, 23 de enero de 1965, en WILTGEN, El Rin desemboca en el Tíber, p. 278 )

Te pregunto, mi estimado amigo, ¿no es un texto de tales características una gigantesca bomba de tiempo que fue sembrada para intentar convertir a la Iglesia, con la excusa del aggiornamento, en una vaga religión filantrópica y antropocéntrica?

Considerando todo lo que hemos reflexionado en esta pregunta, pues a lo mejor tienes razón y  muchos de los problemas y malsonancias de Francisco podrían explicarse por su intento de vivir el Concilio.

¿Se acabó la Iglesia en 1962? ¿O sobrevive sólo en un pequeño rebaño de fieles a la tradición y la pureza de la fe que no están en comunión con el Papa actual que sería un "hereje material"?

Esta es la pregunta más interesante de todas.

La Iglesia no se acabó, pero su reducción es notoria. Y esa reducción no atenta contra el non praevalebunt. El mismo Cristo nos habla del pusillus grex y se pregunta si cuando regrese hallará fe sobre la tierra. El mismo Paulo VI, en esos raptos proféticos que en algunas ocasiones lo caracterizaron, llegó a decir que la Iglesia acabaría reducida a “un puñado de vencidos”.

El Cardenal Ratzinger, antes de ser elevado al solio petrino, en Luz del Mundo, el libro-entrevista con Peter Seewald de 1997, habló también de la reducción de la Iglesia a una “minoría creativa”.

A algunas personas este panorama no les gusta y se escuchan voces: “¡Lejos de ti, Señor! ¡En ninguna manera esto te acontezca!”(San Mateo 16:2)

Porque, como lo dice el mismo Catecismo de 1992, la Iglesia, que es el cuerpo místico de Cristo, tendrá que padecer su misma suerte: “La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9).

No hay Pasión sin traición interna y venta al Sanedrín, ni abandono de los apóstoles –con excepción de uno- ni negación de Pedro, ni desfiguración aparente, ni burlas de los que dicen: ¡Tú que decías que podías reconstruir el templo en tres días! ni ego vermis sum.

¿Serán estos tiempos los de la Pasión final de la Iglesia o una prefiguración histórica de ésta? No lo sabemos. Pero –y citando nuevamente a Paulo VI- es indudable que presenciamos la autodemolición de la Iglesia, es decir, la autopersecución de la Iglesia. La Iglesia se persigue a sí misma: una ideología antropocéntrica, la Iglesia de la Publicidad, como la llamaba el Padre Julio Meinvielle, lucha contra la Iglesia visible, la Iglesia única de Cristo, de la que forman parte todos los bautizados, en la medida que sean fieles a Cristo. Y es una lucha a muerte.

¿No ha pasado así muchas veces en la historia (cátaros y joaquinitas por poner un par de ejemplos y no por el contenido sino por el espíritu)? ¿No ha sido así con todas las sectas que han pretendido ser la verdadera Iglesia de Cristo que habría sido traicionada por la masa de fieles sin discernimiento? Ni retórica ni trampa, intento sólo hacer preguntas sinceras.

No ha pasado. El espíritu es el concepto, el contenido, ¿te referirás quizás a la apariencia?  ¿a una similitud analógica? Porque podemos ver que, si quitamos el espíritu, el contenido de esas herejías, la única similitud analógica que queda es que tanto el “tradicionalismo” como el catarismo y el joaquinismo son “grupos de personas con doctrinas religiosas determinadas”. Fuera de eso no veo ninguna otra.

El Commonitoriode San Vicente de Lerins establecía como regla para discernir la fe ortodoxa de las herejías: En la Iglesia Católica hay que poner el mayor cuidado para mantener lo que ha sido creído en todas partes,  siempre y por todos”. Los herejes, por logeneral y especialmente en los dos casos que mencionas,  son innovadores. Afirman que recién ellos son los que verdaderamente comprenden lo que antes estaba en figura, en símbolo burdo para la plebe no iniciada. La gnosis, que de una u otra forma, siempre ha estado detrás de toda herejía, busca difundir la idea de que el evangelio y la tradición son mitos, cuyo verdadero sentido recién vendría a ser descubierto por ellos. Esta gnosis, que guarda sugerentes similitudes con el sistema de Hegel, actualmente pervive en el modernismo católico, que ve en la doctrina contrarrevolucionaria de la Iglesia, en la distinción entre gracia y naturaleza, en la inerrancia de las Escrituras, en la necesidad de los sacramentos para la salvación, en el gobierno monárquico de la Iglesia e incluso en la misma divinidad de Nuestro Señor, no mentiras, sino tesis alegóricas (logos)  que encerraban una verdad que solo con su confrontación con la revolución moderna (naturaleza o negatividad pura) pudo revelarse en su totalidad (espíritu), que en este caso sería la dignidad y centralidad de la humana, única criatura querida por Dios por sí misma.  Ese sería el mensaje esencial de Cristo: la dignidad de la persona humana y la creación de un Reino del Hombre, de paz perpetua y bienestar utópico. Así, si hay cátaros–como creo que los hay- se encuentran entre los innovadores, muchos de los cuales, a pesar de incluso ya casi no creer en Dios (i.e.: Hans Küng, Walter Kasper) se encuentran regularizados  canónicamente y “en comunión” con la Iglesia.

Por otro lado, la identidad esotérica ycarpocráticao rasputiniana que caracterizó a los cátaros–esa santificación del pecado, especialmente del carnal, visto como algo que ya no podía macular ni manchar a los perfecti –líderes de la secta- y que podía ser visto incluso como una forma  de renuncia o de dominio de la voluntad- haestado presente en muchos grupos dentro de la Iglesia en los años posteriores al Concilio. Bastaba inmolar  unos granos de incienso al Concilio, celebrar la misa nueva y andarse con discreción y había carta blanca para toda clase de experimentos y anarquías Se habla incluso de grupos de apariencia ortodoxa, con todos los sellos y regularidades posibles, pero que practicaban secretamente ritos esotéricos orientales (i.e.: yoga), ocultándolos de los extraños, incluso de obispos y de enviados de la Santa Sede. Marcial Maciel, notorio abusador sexual, bígamo y drogadicto, manipulando ese elemento carpocrático pudo introducir en su organización el culto a su personalidad incluso en individuos personalmente intachables y que conocían de sus prácticas,peroque trataban de darles una explicación “espiritual” (i.e.: el famoso permiso del Papa para los “masajes terapéuticos”, las agresiones diabólicas que sufre todo gran santo o incluso la delirante comparación del Fundador con los “patriarcas del Antiguo Testamento” sometidos a dispensaciones). A diferencia de estos nuevos cátaros, que comparten con los antiguos el esoterismo y el “bajo materialismo” expresado en prácticas extravagantes o incluso delictivas, en las congregaciones tradicionalistas no hay verdades bajo el tapete ni esoterismos para iniciados, todo lo que se cree se dice y se proclama sobre los techos, casi a gritos y a todos los que lo quieran escuchar. Los escándalos de abusos sexuales y las prácticas sistemáticas de humillación o manipulación mental (siempre ausentes de la formación católica tradicional) no existen y se sigue la delicada forma cómo la Iglesia, especialmente a través de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, guio a las conciencias. Y esto no porque sean precisamente ángeles de Dios, sino debido a que, sin el espíritu de vértigo soberbio que ataca a tantos fundadores obsesionados con “inventar” nuevas prácticas, aplican humildemente lo que siempre aplicó la Iglesia.  Así que, no obstante de haberse visto muchas cosas semejantes al  catarismo en los últimos tiempos, no veo claramente cómo podría aplicarse este término a los “tradicionalistas”.

Líneas arriba hablé de cierto epigrama, que en resumidas cuentas nos dice que todos nuestros ancestros–si venimos de una familia católica- fueron “tradicionalistas” (i.e.: iban a la misa tradicional, se santiguaban ante judíos, liberales y masones y creían que fuera de la Iglesia no había salvación).

Alguien que quisiera refutar la enseñanza de ese epigrama podría decir que no comprendemos que lo que pudo ser bueno antes ya no lo es ahora, porque vino el Concilio y sus reformas y había que obedecerlas. Sería entonces un Nuevo Pentecostés que en sí mismo lleva la autoridad para realizar el mayor cambio en el menor tiempo posible y en la más grande extensión geográfica de toda la historia de la Iglesia, reemplazando el multicentenario despliegue orgánico que la había caracterizado durante toda su historia con el cambio inmediato, radical y revolucionario. Un Nuevo Pentecostés que trae la Primavera de la Iglesia.

Creían los seguidores de Joaquín de Fiore en la inminencia de una nueva gran intervención directa de Dios en la historia, aun a pesar de que la Revelación ha terminado con el último de los Apóstoles y de que Dios ha mandado a su Iglesia conservar el depósito de la Fe, difundirla a los pueblos y administrar los sacramentos. Esa intervención sería la Era del Espíritu Santo, pues la Era del Hijo –que fue la Edad de la Iglesia- llegaba a su término. Muchas cosas que antes eran necesarias para la salvación, como los sacramentos, ya no lo serían. Y ese Nuevo Pentecostés inminente que fundaría la nueva Iglesia perfecta y que iría más allá de la letra que mortifica(i.e.: las “seguridades doctrinales” y los “restauracionismos”) donde ya los clérigos no serían los más importantes, sino el pueblo de Dios, guiado por líderes con poderes carismáticos, que despertarían el amor universal en toda la humanidad,  será la era del amor universal y sin barreras y de la perfecta y verdadera comprensión del mensaje de Cristo –que antes había estado más o menos oscurecido-.  

Veo analogías entre los joaquinitas y  aquellos que, como única forma de justificar las innovaciones que tiraron a la basura las tradiciones eclesiásticas católicas, apelan a un Concilio divinizado que, como un cataclismo carismático e ininteligible, habría alterado la vida de la Iglesia, sin ninguna justificación ni explicación posible ni exigible.

Pero ninguna con los “tradicionalistas”, por lo menos no en la FSSPX o en la FSSP, instituciones que conozco personalmente.

Finalmente, mi estimado amigo, la historia dirá exactamente qué ocurrió en estos tiempos tan confusos. No queda más que encomendarse a la Santísima Virgen, que apareció en Fátima hace casi cien años, consolándonos y alertándonos sobre los peligros que caerían sobre el mundo y la Iglesia  durante este siglo. Trayéndonos también una gran esperanza: “Al final mi Inmaculado Corazón triunfará”.

¡Quién sabe si no estamos ante los dolores de parto de una época de esplendor!

Repitamos, pues, la hermosa antífona mariana del Breviario: Gaude, Maria Virgo, cunctas haereses tu sola interemisti in universo mundo! – ¡Alégrate María, que tú sola venciste a todas las herejías del universo entero!

Que así sea.


Ipsa conteret!



Declaración de Arequipa - 29 de agosto de 1984

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Antiguo Misere mestizo de Arequipa


Corría el año de 1984 en la diócesis de Arequipa, concluyendo el  Año Santo de la Redención convocado por Juan Pablo II. Una sequía perniciosa -acompañada de lluvias torrenciales en el norte del Perú- acechaba el valle del Chili. Había racionamiento de agua y luz. Aunque no en la magnitud de otras regiones y otras épocas, la presencia ominosa de la agitación armada de las izquierdas empezaba a manifestarse. En medio del fervor religioso por las conmemoraciones de ese Año Santo -signadas por el espíritu penitencial y de impetración-, la Liga Apostólica de San Pío X, organización destinada a la defensa de la doctrina y liturgia tradicionales de la Iglesia en el Perú, fundada y presidida por el Dr. Julio Vargas Prada, acudió al llamado de un grupo de fieles católicos de Arequipa. Se había programado un ciclo de conferencias. El arzobispo Monseñor Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, mediante un comunicado público, exhortó a los fieles a no asistir, desfigurando la identidad y objetivos de la Liga. El ambiente de acoso que vivía el intachable sacerdote católico Nicolás Factor Herrera, simplemente por ser fiel a la liturgia y doctrina de su ordenación y principalmente a la sotana (¡¡!!) se recrudeció, llegándose incluso a la franca amenaza. Ante tal situación, sin ninguna clase de garantías ( y que no iba de bromas, pues cinco años después, otra asociación tradicional católica sufriría una agresión física en público por obra de un famoso sacerdote de un "nuevo movimiento eclesial"), se tuvo que suspender la conferencia. Es en esa circunstancia -y ante la difamación y ataque de la autoridad eclesiástica (que debió haber guardado su ira para causas más dignas)-, que la Liga emite la siguiente declaración, que aparecería como aviso pagado en el Diario El Pueblo

En el contexto actual,  donde amenazan nuevas sanciones y nuevos martirios morales (algunos verdaderamente ridículos pero algo insidiosos) es menester leerla, pues es además una joya de exactitud y brevedad.


DECLARACIÓN DE AREQUIPA DE LA LIGA APOSTÓLICA DE SAN PÍO X

1.- La Liga Apostólica de San Pío X reconoce en Su Santidad Juan Pablo II al legítimo sucesor de San Pedro y por lo tanto acata su Apostólica y Suprema Autoridad. Tenemos la convicción de que "someterse al Romano Pontífice ... (es) de toda necesidad de salvación para toda humana criatura." (Bonifacio VIII: Bula Unam Sanctam, Denz. 469)

2.- Esta sumisión queda sujeta al discernimiento que Santos, Doctores y autorizadísimos teólogos han predicado y observado respecto a disposiciones papales en las que no se halla comprometida la infalibilidad pontificia. Así, el Episcopado alemán en una declaración de 1875, irrestrictamente aprobada por el Papa Pío IX en la Carta Apostólica Mirabilis Illi Constantia, afirma: "Ciertamente la Iglesia no es una sociedad en la cual sea aceptable aquel axioma inmoral y despótico de que la orden del superior en cualquier caso libra de la propia responsabilidad"(Denz-Schön., Herder, 1965, pp. 605-607)

3.- El Concilio Vaticano I, dogmático y no exclusivamente pastoral como el Concilio Vaticano II, en su Constitución Pastor Aeternus, sostiene: "No fue prometido a los sucesores de San Pedro el Espíritu Santo para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y fielmente expusieran la revelación transmitida por los Apóstoles o Depósito de Fe (Denz. 1836). En consecuencia, el Papa es, y no puede dejar de serlo, el jefe de los tradicionalistas y cabeza de la Liga Apostólica de San Pío X y demás asociaciones tradicionalistas del orbe católico.

Arequipa, 29 de agosto de 1984

Rifan contra Rifan

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Monseñor Áreas Rifan, concelebrando "un culto tan ambiguo" con el Papa Francisco


¿Será que podemos conservar la fe y agradar a Dios ofreciéndole un culto tan ambiguo que agrada también a sus enemigos y hacer de este culto el centro de nuestra vida, como debe ser la Santa Misa? (R.P. Fernando Áreas Rifan, "in illo tempore")

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